Puede largarse a llover en cualquier momento
y puedo largarme a llorar por eso
y porque la pared no sostiene más la hiedra que había en el verano.
Veo las nervaduras pegadas como arañas; rememoro el vaivén de las hojas,
casi podría decir parecido al de la copa del gomero acostada sobre la terraza;
es una noche insulsa entonces, nada para festejar ni padecer; la lluvia que no cae todavía.
Por qué llorar.
Inédito, de Entre la pena y la nada
[nesse acto de chorar acontecem centelhas de arco-íris, um pouco dos elementos do mundo]
ResponderEliminarum abraço,
Leonardo B.
Muchas, muchas gracias, L; Irene
ResponderEliminartodo demorado... el interrogante un alfiler que sostiene la hoja disecada... salú Irene. un gusto.
ResponderEliminar¡el ontomólogo!, je. Gracias, huggh; irene
ResponderEliminar"Por qué llorar.", teniendo tantas posibilidades en las que sonreír... :)
ResponderEliminarDe eso se trata, Marina; gracias, Irene
ResponderEliminar