martes, 5 de octubre de 2010

Uno debe callar hondadamente

DE QUÉ HABLO


Frente al mar hondo
uno debe callar hondadamente.
Uno no debe caer y
emitir por esa caída el más íntimo
sonido.
Sólo se puede hablar frente al mar hondo
cuando la luz es tan alta que
se inquieta, cuando
nuestro movimiento es suave,
casi resignado.
Uno no puede hablar
tan fácilmente, porque hablar
así sería
inoportuno,
ingrato.
Frente al mar hondo
uno debe callar,
enaltecerse o retirar
suavemente, sin furia, los pies.
El ruido del mar es demasiado fuerte para
uno,
para todos
a la vez.
*
para Enrique Blanco
*
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.

3 comentarios:

  1. Pues, tu poema me instala, respetuosa, en la orilla, Irene. El mar hondo nos calla, sí.
    Un placer andar por aquí.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Mónica, de verdad; Irene

    ResponderEliminar
  3. genia, Irene! casta diva, cuánto glamour. cómo me gustan estos poemas.

    un abrazo desde Madryn.

    ResponderEliminar