miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tampoco eso

Qué daría por que me tomes de la mano


¿Cuando me vi los ojos por primera vez sin brillo,
apenada porque era un fin,
como un ramalazo en el aire, un aire, el verano? No, no eso.
¿El día del claro en el bosque, la premonición, ese no ir a un bosque?
Tampoco, no.
¿El cuello de mi vagina como un puente, cuando sale, expulsa de amor
el hijo que grita, y llora, respira?
La vez que me perdí en un orgasmo estrepitoso, hacia la nada,
por fin esa nada.
Cuando llevé las cenizas aún tibias
y abrí la cajita, dejé que flotaran sobre un río sucio una mañana sucia,
ni siquiera hubo un viento que las acariciara así volando cayendo sobre el agua, eso que amaba.
Tampoco, no podría.
¿El mediodía en que dormí sobre la duna?
Tampoco eso.
**
Inédito

5 comentarios:

  1. Necesito más de esto.
    Señora, sin palabras...
    Roxana.

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  2. Creo que está demasiado fresco todavía. Gracias, Irene

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  3. Tus palabras convocan mis propios momentos, momentos del pasado que se amontona en mi vida pero que yo no sería capaz de organizar en palabras tan bellas como las tuyas. Quizás es una de las razones por las que me gusta leerte, porque tus palabras me traducen o traducen a aquello que conozco y amo, o aquello que me duele o temo, o lo que me detiene en éxtasis. Qué sé yo, pero gracias!

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  4. María, yo creo que ya es hora de que encuentres tus palabras no en las mías; algo me dice que ya las tenés de sobra. Gracias a vos, Irene

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  5. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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