sábado, 30 de octubre de 2010

Filosofía sin luz, sin viento

Mi bien, ahora distiéndete y recibe
el olor y el sabor de la comida
que te preparan. Cálido humo
a consumirse, como todo, filosofía
sin luz, sin viento: hay prosperidad
en lo que se cocina a tu nombre
y es sólo un poco,
y es nada menos:
alguien te da
de comer. Bebe su cáliz
porque él se sacrifica: cobarde teme
que lo hecho no te plazca o
iluso, que el humo no dure,
sin embargo cocina
con meticulosidad lo que al fin
place y se acaba,
sin que él se dé cuenta, porque
la única que cuenta, como números,
eres tú: mezquina que recibes
la cena y el cáliz aquel, un vino
generoso.
***
SIN FE


Esta es una confesión muy personal:
He perdido casi absolutamente
la curiosidad por el mundo.
Si no escribo
la primera frase, la segunda
se pudre por exceso
de efecto.
Sé cómo el mundo se va moviendo,
los brazos de las personas
al costado del cuerpo, impotentes, impacientes,
desesperados, laxos, levantados, sabios,
ignorantes como yo.
Según se hagan las cosas, se sabe
más o menos
cómo quedará terminado;
o no: la incertidumbre
es natural, cosa sabida.
Los chicos sorprenden;
conmueve, pero
es terrible: no es ninguna novedad
en este mundo.
Las cosas, los hechos
son –qué importa que ese árbol sea un gomero o
una encina–, y aun así casi todo remite
a la memoria personal: si es un gomero,
recuerdo el jardín; si una encina,
aquella canción; si un árbol desconocido,
hoy inauguro la memoria, el mito, o
lo descarto.
Algo aparentemente curioso: un corrector de estilo
afirma que la palabra implementar no existe.
Significa instrumentar, poner en práctica,
pero en sí esa palabra no existe.
¿Elegí quedarme con el nombre
y no con la cosa?
Quién, por miserable cultura e historia,
estará pensando que en este momento
la ropa revolotea desde ayer
en la terraza, enredada
sobre sí misma, debería sacarla... Terrible,
salvar la ropa del viento
que bate en la terraza, aquí mismo, la borrasca
en el nombre, la rosa (si digo la ropa
es fácil, un recurso que podría
seducir y no me conmueve
en absoluto).
He perdido la curiosidad:
ha nacido un hijo deseado
(tiene nombre antes de nacer)
por obra de amor: conozco
la alegría, conozco la ansiedad
satisfecha,
escribo que el mundo
es incompleto, que no basta,
aunque aquí
esté todo lo que hay,
el contraste en la luz,
lo concreto, lo relativo y lo absurdo,
lo nuevo, lo acabado,
y lo cubierto,
la curiosidad.
Algo debió pasarme
para que la haya perdido de esta forma.
No es suficiente una enumeración sostenida.
Crear no basta
–qué importa si se trata de un gomero
o de una araucaria, ropa en el viento, presiones
o alivios del cuerpo–. La Historia,
la intimidad, la implementación...
Es demasiado.

De Solo de contralto (Ed. Galerna), recopilados en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008

martes, 26 de octubre de 2010

Tiniebla y luz

Miopía



No ve
lo pequeñas que son las cosas.
Delirio de grandeza
en la mirada.
***
Astigmatismo


Fuera de foco.
No es neblina.
Tiniebla no es.
Arbol superpuesto al bosque,
memoria borroneada, superpuesta
sobre sí misma.
Espejismo: lo que se ve
es ambiguo, tiniebla y
luz: pareciera que
Dios no ha separado nada.

El último verso es cita de otro perteneciente
a Jorge Aulicino.
***
Resplandor

Un punto blanco de luz
baja intermitente
a un costado del ojo, y desaparece.
Candileja que asombra y
no consuela.
***
Presión ocular

¿Qué pide el ojo?
Muestra de qué,
el estallido.

Si el músculo duerme, la ambición
descansa, ¿calmará la noche
la ira,
el síntoma?
***
Glaucoma

Hay algo que no deja ver
lo que quiso verse
y lo que no se quiso.
Cierta cobardía hay
en ese progresivo
dejar de ver,
o cierto cansancio
de la vista.

**
De En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia, 2000), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.

domingo, 24 de octubre de 2010

“Guarda con la nena, gilún”

Una letra familiar
(Fragmento)

7

Fue la vez que lo vi en calzoncillos. La impresión que me dio verlo así y llorando con una congoja, todo, la primera vez que lo vi así.
–Cerrá la puerta, cerrala, por favor –le dijo a mi madre y corrió a sentarse en la cama de espaldas haciendo como que miraba la ventana. Y mi madre me miró entonces con una cara medio de perro y cerró con llave.
Pero seguía llorando tan fuerte. Antes de que mi madre cerrara la puerta lo vi agachado agarrándose la pelada, y aplaudía y lloraba. Eso es la desazón, digo ahora. Después me contaron que fue cuando se murió la abuela Sara, y yo era chica, no sabía.
Mi padre era feo en calzoncillos. Me di media vuelta y me fui al jardín. Eran como las ocho, casi de noche, pero me fui igual, así los mosquitos me comieran cruda, no pensaba entrar a la casa hasta que no oyera que dejó de llorar. Blanca era la camiseta y el calzoncillo a rayitas grises, feísimo y largo, no era como su traje de baño azul, era otra cosa.
***
15

Mi tío Mario me llevó ayer a la cancha, a la popu, como él dice. Había que subir por unas gradas altísimas y cuando llegamos casi arriba de todo, él me dijo sentate y había que sentarse ahí, en esa especie de tablones de cemento. “Esto es Boca, mirá bien, mirá todo.” Se saludaba con medio mundo y se reía con una alegría que no le vi nunca. Yo estaba como atontada por el barullo tremendo que hacía la gente pero más que nada estaba esperando al panchero porque Mario me había prometido pancho y Bidú. “Una fiesta nos vamos a dar, vas a ver.” Y el hombre vino y todo, y mi tío me compró pero recién en el entretiempo. Así que el primer tiempo lo vi más o menos esperando. Cuando entraron los de Boca a la cancha se paró el mundo entero y yo creí que me caía porque parecía que el piso temblaba a lo bestia, y los de arriba se agarraban de los que estábamos más abajo. “Guarda con la nena, gilún”, gritó Mario a no sé quién y me sostenía muerto de risa. Yo me senté pero él se quedó parado todo el tiempo y saltaba. Para olvidarme del miedo levanté la cabeza y ahí vi la cancha por primera vez. Enorme, con los jugadores como mosquitos ahí abajo, corrían y se caían y seguían jugando como si los golpes que se daban no les hicieran un pito. Ni un gol en el primer tiempo. Mario se tomó una cerveza entera y estaba con bronca. Hablaba con todos y se ve que era amigo del panchero porque no le cobró nada; cuando me dio la Bidú me acarició la cabeza y Mario sacó del bolsillo de la campera un Nuestra Palabra* dobladito en cuatro, le levantó la gorra y se lo puso ahí; el panchero se acomodó la gorra de vuelta y me guiñó un ojo: “Boca está que pela; gracias, cumpa”, le dijo y subió hasta arriba de todo.
Uno que se agarraba de los hombros de Mario gritó de golpe: “Golazo, viva Perón, carajo”. Yo me di vuelta y vi justo la cerveza que le escupió Mario empapándole la camisa y la cara. “Rajá, gorila, comunista de mierda”, le dijo el tipo sacudiéndose la camisa.
“Quedate tranquilo que cuando venga la revolución todos vamo’ a ser bosteros; ¡andá a que te la lave Evita!” –le gritó Mario y me agarró de la mano y bajamos como cuatro escalones–. Viste qué fiesta, Boca campeón, Booo, gritaba. Me dio risa y después no me costó nada llegar hasta abajo.
A la salida cantamos juntos “Merceditas” como 10 cuadras seguidas sin parar, chochos porque Boca ganó. Cuando cantamos juntos es lo mejor de todo.

*Periódico del Partido Comunista argentino.
**
De Una letra familiar, bajo la luna editorial.

viernes, 22 de octubre de 2010

Como una espada sola

"MÁQUINA DE FARO"
Jorge Aulicino

Echa luz, máquina de faro, así te veo,
ojos y mente irritados, aturdidos,
puestos sólo en el círculo que gira,
no se apaga, gira.
Echa luz, que no sea euforia el viaje
sino entusiasmo, es decir gracia de dios.
Aquí las mordeduras de lo que ayer fue pez,
y la barcaza que va ¿a tierra, a cielo,
a mar abierto va?
La nave es un desastre y tengo sed, y un mascarón también mordido
ridículamente en el costado,
esto es arrogancia del que no sabe o no pudo llegar
¿adónde?, ¿hasta aquí llegamos?

Como una espada sola, atenta y oxidada ruge el faro:
¿No había dios en él, no había mapa? Mírate en su obra,
ruge, y me encandila, hasta estrellarnos, hasta estrellarnos.

**
Lo resaltado en cursiva pertenece y parafrasea uno de los poemas de Máquina de faro.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Creía que hablaba para sus papeles

“ERA LO QUE DIANA MAS TEMIA: QUE LA

REALIDAD IRRUMPIERA”
Liliana Heker

Consecuente, ella empezó a lavar su ropa.
Puso agua en un balde
y agitó el jabón, con un sentimiento ambiguo:
era un olor nuevo y una nueva certeza
para contar al mundo.
“Mirar cómo se rompen las burbujas, dijo,
no es más extraño que mirarse a un espejo.”
Creía que hablaba para sus papeles
y se rió, mientras tocaba el agua.
La ropa se sumergía despacio, y
la frotaba despacio, a medida que
iba conociendo el juego.
Decidida,
tomó cada burbuja de jabón
y le puso un nombre; era
lo mejor que sabía hacer hasta ahora,
nombrar, y que las cosas
le estallaran en la mano.
**
De La luz en la ventana (Ed. El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).

domingo, 17 de octubre de 2010

Dame en la boca, madre

Dame de ese cántaro, madre,
que llueven gotas de leche,
caen en mi boca
desde tu cántaro de dos picos.
Dame en la boca, madre, que
de tu leche llueven gotas, sombrías
como cántaro cascado.


De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.

jueves, 14 de octubre de 2010

Huérfana como el ocaso puro

INTERROGANTE PURO

I


Como una luz huérfana de fuente,
sin sol
ni luna guiada,
puro fulgor de ocaso,
interrogante puro: ¿es ahora la alegría?, ¿es ahora?,
o es la otra,
la que cambia la piel, la que no piensa.

O es la otra, la que devuelve,
la que separa ramas en el fuego.
O es la otra, la que se rompe,
concienzudamente,
y arrebata un fulgor.

O es el simple fulgor de una luz,
que no sabe ni dice, y anuncia.
**
II

O es el fulgor
blanco
o quieto,
el sin fuente, el destello de una luz
huérfana como el ocaso puro.
**
III

O es la otra,
la que vio el fulgor
e interroga sin fuente
**
IV

O es el corazón de la huérfana,
late como luz,
fulgura y es un interrogante puro,
como quien cambia de piel en pleno ocaso,
y fulgura, late


De Poemas irresueltos, inédito

martes, 12 de octubre de 2010

A veces el pavor no trae nada

PAVESIANA



Estoy desnuda.
Quieta y desnuda.
No soy un pájaro sino
este cuerpo.
A veces la desnudez trae el pavor.
A veces el pavor no trae nada.
Yo quisiera poder caminar desnuda
y disolverme.
**
De La luz en la ventana (Ed. El escarabajo de oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna, 2008

domingo, 10 de octubre de 2010

¡He aquí!

CADA UNO…


Cada uno es rojo a su manera,
como esas palmeras del Edén
tan verdes, tan rojas fueron.
Yo estuve allí, pasé vociferando
¡he aquí!, la luz del mediodía.
Estuve allí, allí pasé la noche,
ese rojo evaporándose, desvaneciéndose,
de tan intenso fue, tan intenso tuve.
¡He aquí! El pájaro se asombra
de que lo miremos picotear asombrados;
todavía es un pájaro rojo.

(De La dicha, bajo la luna editorial, 2004)

martes, 5 de octubre de 2010

Uno debe callar hondadamente

DE QUÉ HABLO


Frente al mar hondo
uno debe callar hondadamente.
Uno no debe caer y
emitir por esa caída el más íntimo
sonido.
Sólo se puede hablar frente al mar hondo
cuando la luz es tan alta que
se inquieta, cuando
nuestro movimiento es suave,
casi resignado.
Uno no puede hablar
tan fácilmente, porque hablar
así sería
inoportuno,
ingrato.
Frente al mar hondo
uno debe callar,
enaltecerse o retirar
suavemente, sin furia, los pies.
El ruido del mar es demasiado fuerte para
uno,
para todos
a la vez.
*
para Enrique Blanco
*
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.

domingo, 3 de octubre de 2010

Frío es el rocío

Esto es lo que cae: agua helada
en las manos; lo que das lo recibo
con un espasmo.
Fría, más que helada,
es el agua. Cae de a poco.
Esto es lo que doy:
mi necesidad arde
como una rosa en sereno.
Frío es el rocío
y el espasmo del tallo.
Hoy será más leve la caída
de esa gota, mas no
su gravedad, hasta que el sol
levante. Esto es lo que das: ansia
de arder, el agua helada.
**
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.