martes, 14 de septiembre de 2010

Entonces me cubrí los pechos

ENCUENTRO IMAGINARIO CON ALBERTO MUÑOZ


I

Estoy pasando el mejor momento de mi vida,
dijo, y miré su cuerpo alto
como un contrabajo. ¿De veras?, pregunté
a los ojos suyos como cuerdas, me quiere
engatusar, me dije, a mí, con esos ojos.

Sentado estaba frente a mí en un silloncito de pana verde,
lustrosa, ajada no,
rodeado de marfiles y de bustos
de Perón, de Beethoven
y el de Wagner también.
Ahora va a contar el número, la cifra, su teorema
de hematomas. Y así fue:
1) Hay caballos; 2) Hay camiones; 3) Mi tío
tocaba la trompeta.
Es música de cámara –rugió el contrabajo–,
¡y en off, pura poesía de Aretino, como lo escuchás!
Pornográfica, en efecto –dijo.
Entonces me cubrí los pechos: primero, el más caído;
y después el otro. Siempre que nos vemos es así.

4 comentarios:

  1. Wow. Me disparó sensaciones de encuentros gastados entre amantes viejos, repetidos, solos.
    después leí el título e igual sentí lo mismo.
    Es requetefuerte. el contrabajo te carcome los oidos te aturde y las tetas.
    Es muy bello y delirante y angustiante y tenebroso y me pegó en la sien y en la espina dorsal en simultáneo.
    Un saludo de admiracion, asi como besandole la mano.

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  2. Bueno, gracias. Alberto Muñoz es un gran músico y poeta y gran amigo también. Nos divertimos mucho inventando, Irene

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  3. Yo brindo por los inventos de la poeta y el músico!
    Es muy bello, Irene.
    Mi abrazo.

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