No soy frívola, soy esta mínima
escultura en un lugar
de la plazoleta. La piedra es más
impaciente que la carne, desea reír,
y quebrarse, más
quisiera, la pasta espesa
de pintura sobre mí, tibia como
la mano que recorre, la
caca del pájaro
que pasa. Pósate, estoy yo
hace rato, rígida
y gris, más quisiera
tocar la lluvia que
resbala pero algo hace: abre,
corroe. El viento ríe
todavía
más, da vueltas sobre todo, en
todo. Me arranca. Más quisiera
esa sorpresa en el espíritu.
**
Nota: El último verso pertenece a Joan Miro.
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
el remate de este poema!!! ah... y todo el texto, claro.
ResponderEliminarEl último verso es un robo a Joan Miro. Me olvidé de ponerlo, je; Irene
ResponderEliminarCómo pasar ahora por la plaza y no detenerse un ratito acordándose de este poema frente a la libertad de Lola Mora en Tucumán?
ResponderEliminarArcadia