La soga es el vacío
de donde cuelgo, me aferro
al vacío como la soga segura
de mí. Apenas raspa
cada vez que
me abalanzo o tiemblo, el vacío
sostiene mi forma única
de andar, hay vértigo donde
sobra espacio, mi miedo
se pierde cuando cada hilacha
afloja el sentido
concreto de la perduración. La soga
no depende. He preferido atarme
a eso.
De Solo de contralto
Páginas
Uno debería ser siempre un poco improbable.
Oscar Wilde
Oscar Wilde
jueves, 29 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
O brigado, Brasil!
De la revista Rascunho
Entropia
Esta melancolia, esta ternura vã,
a dor rareia — como se se tratasse de um gás.
Me asfixio, me dissipo,
água não é possível,
precipita,
nenhum remédio.
a boca de desfaz. Não falo mais.
Traducción: Ronaldo Cagiano
***
ENTROPÍA
"me deliro, me desplumo"
Alejandra Pizarnik
Esta melancolía, esta ternura vana,
el dolor enrarece _como si se tratara de un gas.
Me asfixio, me esfumo,
no hay agua posible,
precipita,
no hay remedio,
la boca se deshace. No hablo más.
De Solo de contralto
**
Para leer Rascunho, aquí
Entropia
Esta melancolia, esta ternura vã,
a dor rareia — como se se tratasse de um gás.
Me asfixio, me dissipo,
água não é possível,
precipita,
nenhum remédio.
a boca de desfaz. Não falo mais.
Traducción: Ronaldo Cagiano
***
ENTROPÍA
"me deliro, me desplumo"
Alejandra Pizarnik
Esta melancolía, esta ternura vana,
el dolor enrarece _como si se tratara de un gas.
Me asfixio, me esfumo,
no hay agua posible,
precipita,
no hay remedio,
la boca se deshace. No hablo más.
De Solo de contralto
**
Para leer Rascunho, aquí
sábado, 24 de diciembre de 2011
Más pudorosos que Dios
De archivo
DICHOSOS los que baten palmas
y hacen ruido con los pies,
y contestan a los títeres, al
actor que bromea y ríen,
dichosos
el sordo que canta y silba
y el ciego afinado que mueve su cuerpo
y apunta su cara al cielo.
Dichosos los que saludan
por la calle,
bailan, sueltos
de andar, de nada para perder,
más pudorosos que Dios,
sinvergüenzas, dichosos.
Dichosos los que copulan
dormidos, y al despertar
copulan despiertos,
los viejos que charlan con
sus atadillos, y se burlan de las palomas
y del frío.
Dichosos los que lloran
porque son tristes
y los que ríen cuando
la lluvia empapa lo puesto
a secar, dichosos
el rojo, el azul y el amarillo.
De La dicha (2004), recopilado en La mitad de la verdad (2008), ambos en bajo la luna editorial.
DICHOSOS los que baten palmas
y hacen ruido con los pies,
y contestan a los títeres, al
actor que bromea y ríen,
dichosos
el sordo que canta y silba
y el ciego afinado que mueve su cuerpo
y apunta su cara al cielo.
Dichosos los que saludan
por la calle,
bailan, sueltos
de andar, de nada para perder,
más pudorosos que Dios,
sinvergüenzas, dichosos.
Dichosos los que copulan
dormidos, y al despertar
copulan despiertos,
los viejos que charlan con
sus atadillos, y se burlan de las palomas
y del frío.
Dichosos los que lloran
porque son tristes
y los que ríen cuando
la lluvia empapa lo puesto
a secar, dichosos
el rojo, el azul y el amarillo.
De La dicha (2004), recopilado en La mitad de la verdad (2008), ambos en bajo la luna editorial.
martes, 20 de diciembre de 2011
MADAME FLAUBERT
El maestro se acerca al pollerón plisado
y roba del bolsillo el pañuelito
de su madre. Llora
como una mujer, y le pide a Dios
fortaleza, misericordia,
que lleve a esa mujer con Él.
Aprieta la puntilla
del pañuelo y llora;
desearía correr a la estación de trenes,
hundirse en la niebla, en el humo pero aquí,
en la campiña, esas cosas no ocurren,
se muere de otra cosa,
se muere de cosas pequeñas.
Bajo un árbol, sencilla,
Madame Flaubert descansa.
Inédito
y roba del bolsillo el pañuelito
de su madre. Llora
como una mujer, y le pide a Dios
fortaleza, misericordia,
que lleve a esa mujer con Él.
Aprieta la puntilla
del pañuelo y llora;
desearía correr a la estación de trenes,
hundirse en la niebla, en el humo pero aquí,
en la campiña, esas cosas no ocurren,
se muere de otra cosa,
se muere de cosas pequeñas.
Bajo un árbol, sencilla,
Madame Flaubert descansa.
Inédito
jueves, 15 de diciembre de 2011
Del lat. vulg. exquintiāre, desgarrar
Capítulo final de El esguince
(Inédito)
(Der. del lat. vulg. exquintiāre, desgarrar).
1. m. Torcedura violenta y dolorosa de una articulación, de carácter menos grave que la luxación.
2. m. Ademán hecho con el cuerpo, hurtándolo y torciéndolo para evitar un golpe o una caída.
3. m. Movimiento del rostro o del cuerpo, o gesto con que se demuestra disgusto o desdén.
Y aun así, esa mujer que hace un rato nomás corría y atravesaba la sala a los gritos, como podía corrió, se dio vuelta —y con los dedos se toca los labios secos, tiene sed pero no recuerda cómo se dice o cómo se pide—, esa mujer que ahora busca en su batón algo, tampoco sabe qué busca o qué tiene en los bolsillos o en el cuello del batón pero hurga, se arregla y desarregla las solapas, pega un aullido de horror por lo que ve, unos siete u ocho viejos y viejas resignados, enfermos, a los que el deseo y la voluntad los abandonaron en la puerta de Doblas 2478, “Por seguridad manténgase cerrada. Gracias. La Administración”. Ahora se sostiene de la manija de la heladerita, mirad cómo la abre de un tirón. Con no se sabe qué fuerza —sí se sabe—, consigue sacar las dos jarras de jugo antes de que la señorita Clara y don Pedro, dueño y director del Hogar, puedan acercársele; vean cómo lanza el líquido helado y de sutil color naranja a los viejos, a la señorita Clara y a don Pedro, al piso y a la ventana, y ríe, se moja los labios por primera vez y se ríe. ¡Compañeros!, ¡El pueeeblo, uniido, jamaaaás será venciiiido!, ¡abajo el imperialiiismo, abaaajo!, ¡la dictadura abaajo!, ¡Pan!, ¡trabaaajo!, Selvita, no te mueras, hijita querida, no me peguen, ¡no me grités, cana de mierda!, ¡a-se-sí-nos, a-se-sí-nos!, ¡la van a pagar!, pasame encima nomás, pasame, a ver.
Luego es llevada otra vez a su silla, la secan con un toallón y desde atrás rodean su cintura con simples tiras de gasa que son atadas, a su vez, a la silla. Mi madre ya no se rebela; mira el techo y se retuerce las manos, se acuerda, ahora se acuerda: pide un Cabsha.
Juana llora, abre su cartera y saca un pañuelo, se lo pasa por la cara. “¿Vos trajiste?”
Le contesto que sí, traje, y de la mochila sale entonces una bolsa repleta de bocaditos de dulce de leche. Como a ella le gustaban, pienso; ahora pienso en pasado, me digo: “Algo dulce viene bien”.
—¿Esto es lo que querías? —pregunto mientras quito el papel que recubre lo que pongo en su boca.
I.G.
(Inédito)
(Der. del lat. vulg. exquintiāre, desgarrar).
1. m. Torcedura violenta y dolorosa de una articulación, de carácter menos grave que la luxación.
2. m. Ademán hecho con el cuerpo, hurtándolo y torciéndolo para evitar un golpe o una caída.
3. m. Movimiento del rostro o del cuerpo, o gesto con que se demuestra disgusto o desdén.
Y aun así, esa mujer que hace un rato nomás corría y atravesaba la sala a los gritos, como podía corrió, se dio vuelta —y con los dedos se toca los labios secos, tiene sed pero no recuerda cómo se dice o cómo se pide—, esa mujer que ahora busca en su batón algo, tampoco sabe qué busca o qué tiene en los bolsillos o en el cuello del batón pero hurga, se arregla y desarregla las solapas, pega un aullido de horror por lo que ve, unos siete u ocho viejos y viejas resignados, enfermos, a los que el deseo y la voluntad los abandonaron en la puerta de Doblas 2478, “Por seguridad manténgase cerrada. Gracias. La Administración”. Ahora se sostiene de la manija de la heladerita, mirad cómo la abre de un tirón. Con no se sabe qué fuerza —sí se sabe—, consigue sacar las dos jarras de jugo antes de que la señorita Clara y don Pedro, dueño y director del Hogar, puedan acercársele; vean cómo lanza el líquido helado y de sutil color naranja a los viejos, a la señorita Clara y a don Pedro, al piso y a la ventana, y ríe, se moja los labios por primera vez y se ríe. ¡Compañeros!, ¡El pueeeblo, uniido, jamaaaás será venciiiido!, ¡abajo el imperialiiismo, abaaajo!, ¡la dictadura abaajo!, ¡Pan!, ¡trabaaajo!, Selvita, no te mueras, hijita querida, no me peguen, ¡no me grités, cana de mierda!, ¡a-se-sí-nos, a-se-sí-nos!, ¡la van a pagar!, pasame encima nomás, pasame, a ver.
Luego es llevada otra vez a su silla, la secan con un toallón y desde atrás rodean su cintura con simples tiras de gasa que son atadas, a su vez, a la silla. Mi madre ya no se rebela; mira el techo y se retuerce las manos, se acuerda, ahora se acuerda: pide un Cabsha.
Juana llora, abre su cartera y saca un pañuelo, se lo pasa por la cara. “¿Vos trajiste?”
Le contesto que sí, traje, y de la mochila sale entonces una bolsa repleta de bocaditos de dulce de leche. Como a ella le gustaban, pienso; ahora pienso en pasado, me digo: “Algo dulce viene bien”.
—¿Esto es lo que querías? —pregunto mientras quito el papel que recubre lo que pongo en su boca.
I.G.
Una vieja versión
Paisaje
Tranquila, segura,
di luz desde el faro.
He ilusionado una tierra cercana
y cálida, a quien quiso creer.
Contemplé el remolino lento
del barco hundiéndose,
he visto resarcir la buena madera de tu barco, y
giré hacia otro lado: esta torre me permite divagar y
dar la espalda, o mirar de frente
los barcos útiles,
los ebrios, los barcos de humilde condición,
todos sometidos por Agua y Viento.
La luz apenas les avisa
o los embauca.
Tranquila, casi segura, porque
esto ya se acaba:
bajo por la escalinata del faro a andar
sobre las dunas. Ése es el barco que
me trajo hasta aquí. Ése es el náufrago:
morir bajo el sol hubiera sido pleno.
La arena hace cosquillas, quema;
voy a arrancar los dientes de león;
la dicha es tosca como esos cardos anclados.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Una mujer en la arena*
Sangre y arena
hay en el círculo exacto,
en pleno día muere el toro
o el torero,
sangre y arena
en el sitio exacto:
la arena atrae la humedad,
dice la mujer desde el foso,
apunta al actor: “Sin víctimas, amor,
sin víctimas”,
sangre y arena hay en mi corazón.
Nota: el título es homónimo del film de Hiroshi Teshigahara; las comillas pertenecen a Eduardo Mileo.
De La dicha, bajo la luna editorial, 2004
martes, 6 de diciembre de 2011
El pescador
Allá atrás, dándole la espalda, está el mar.
Protesta como siempre. Va y viene.
Demasiada humedad, me digo como si le hablara.
Así avanzo, dejo la playa.
Que se impresionen otros, que se maravillen.
Que el pescador lo enfrente,
lo entienda.
Inédito
Protesta como siempre. Va y viene.
Demasiada humedad, me digo como si le hablara.
Así avanzo, dejo la playa.
Que se impresionen otros, que se maravillen.
Que el pescador lo enfrente,
lo entienda.
Inédito
viernes, 2 de diciembre de 2011
Ese ulular
Estoy viva.
Acabo de sepultar a mis seres queridos.
Aquí en el cementerio los árboles murmuran
una música parecida al mar.
El sol apenas se entrevé en el cielo
porque empieza el otoño. Camino
hacia la salida con una flor en la mano.
Antes, cuando eché el primer puñado de tierra
sobre mis seres queridos, muertos,
el mundo se abría a mis pies como una tumba. Mas
ahora no: escucho el viento
y ese ulular de ramas
es tan hermoso
que siento que lloro.
De Solo de contralto, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
martes, 29 de noviembre de 2011
Le hablo a la pared II
VIII
La gota que horada la piedra:
te amo clau
evita vuelve
boca putos racing
corazón
***
XIII
Guay del que contradiga
lo que la pared dice, el clavo
que sujeta el espejo, la foto
de mamá, sangre
en el muro, la soga
del ahorcado, la de la ropa.
De La pared, inédito (de próxima aparición)
La gota que horada la piedra:
te amo clau
evita vuelve
boca putos racing
corazón
***
XIII
Guay del que contradiga
lo que la pared dice, el clavo
que sujeta el espejo, la foto
de mamá, sangre
en el muro, la soga
del ahorcado, la de la ropa.
De La pared, inédito (de próxima aparición)
miércoles, 23 de noviembre de 2011
SOBRE EL ACTOR
I
Es pavoroso: qué clase
de persona
debo ser que la gente sólo pide
o necesita,
aplaude o abuchea
el papel que cumplo.
De Solo de contralto
***
II
El efecto es impagable: el actor,
que hace de padre que
mira a su hija,
recién muerta, abre la boca
y con los ojos, desencajados como la boca,
pega un grito mudo, un silencio
brutal, la cámara filma en primerísimo plano
la voz que no sale,
hasta que el actor,
y siempre con su boca abierta y
desencajada, como sus ojos, saca
de no sé qué garganta, quién
dirige el gutural, el gemido
insoportable, como si sufriera
demasiado.
De Solo de contralto
***
III
El actor sufría demasiado.
Pegaba un grito ensordecedor y
se hincaba ante Dios como una mula.
El sonidista quería más,
algo peor, algo
agonizante.
Cuando filmaban el rostro desencajado del padre
que mira a su hija recién muerta, como los ojos, desencajados,
el sonidista giró la perilla.
“Esa boca abierta y muda es veraz”,
dijo, y salió del estudio.
Inédito
**
(En tributo a Francis F. Coppola)
Es pavoroso: qué clase
de persona
debo ser que la gente sólo pide
o necesita,
aplaude o abuchea
el papel que cumplo.
De Solo de contralto
***
II
El efecto es impagable: el actor,
que hace de padre que
mira a su hija,
recién muerta, abre la boca
y con los ojos, desencajados como la boca,
pega un grito mudo, un silencio
brutal, la cámara filma en primerísimo plano
la voz que no sale,
hasta que el actor,
y siempre con su boca abierta y
desencajada, como sus ojos, saca
de no sé qué garganta, quién
dirige el gutural, el gemido
insoportable, como si sufriera
demasiado.
De Solo de contralto
***
III
El actor sufría demasiado.
Pegaba un grito ensordecedor y
se hincaba ante Dios como una mula.
El sonidista quería más,
algo peor, algo
agonizante.
Cuando filmaban el rostro desencajado del padre
que mira a su hija recién muerta, como los ojos, desencajados,
el sonidista giró la perilla.
“Esa boca abierta y muda es veraz”,
dijo, y salió del estudio.
Inédito
**
(En tributo a Francis F. Coppola)
sábado, 12 de noviembre de 2011
Pasaje
Es un gran pintor Ezra, dijo el tío, sólo
que cuando el pincel está ya sin pintura
no vuelve a la paleta, lo aplica seco,
pincelada tras pincelada, seco como el río
de sus sueños (...)
Jorge Aulicino
Cuando ya no importe
el cuerpo, la humillación,
la flojedad de un pensamiento
desnudo, humillado como el cuerpo,
y eso que percute y que todos llaman deseo, mi Dios,
¿existe palabra así prosaica o ruin? Cuando no importe el sentido,
raspa la tela del sentido un pincel seco,
nada más que cerda, restos del pincel
que raspan una tela, vacía, por fin, he llegado al blanco absoluto,
al defecto.
Cuando no importe,
ni siquiera alcance ni
impresione, mucho menos esto
que algunos creen la flor de la expresión,
Dios mío, qué será eso
sino apenas la burla
o la oquedad de algo parecido
a hemorroides, estrías, agua bajo el puente,
humillación, decía. Y no importe
la luz,
nada menos que la luz,
era de día y holgazaneábamos
mirando el cielo entre las copas de los árboles,
abedules en cine ruso; soviético, para ser clara.
Y no importe evidentemente la historia
o el dolor de la historia
o los hechos en sí,
sin perspectiva,
como esa tela raspada, violentada
por un pincel seco, olvidadizo,
a cubierto de la repetición
y del miedo
a morir, a que mueran, a
los que murieron sin mí,
y a que los viven sin mí, o cómo puedo estar
sin los que viven, y ya
no importe el color de la cortina, su revoloteo,
eso que pasa no importe
porque no importa el cuerpo
lineal en cada cosa
sobrentendida, sin lucha,
casi perdida o humillada. Y el pasaje no sea mensaje.
que cuando el pincel está ya sin pintura
no vuelve a la paleta, lo aplica seco,
pincelada tras pincelada, seco como el río
de sus sueños (...)
Jorge Aulicino
Cuando ya no importe
el cuerpo, la humillación,
la flojedad de un pensamiento
desnudo, humillado como el cuerpo,
y eso que percute y que todos llaman deseo, mi Dios,
¿existe palabra así prosaica o ruin? Cuando no importe el sentido,
raspa la tela del sentido un pincel seco,
nada más que cerda, restos del pincel
que raspan una tela, vacía, por fin, he llegado al blanco absoluto,
al defecto.
Cuando no importe,
ni siquiera alcance ni
impresione, mucho menos esto
que algunos creen la flor de la expresión,
Dios mío, qué será eso
sino apenas la burla
o la oquedad de algo parecido
a hemorroides, estrías, agua bajo el puente,
humillación, decía. Y no importe
la luz,
nada menos que la luz,
era de día y holgazaneábamos
mirando el cielo entre las copas de los árboles,
abedules en cine ruso; soviético, para ser clara.
Y no importe evidentemente la historia
o el dolor de la historia
o los hechos en sí,
sin perspectiva,
como esa tela raspada, violentada
por un pincel seco, olvidadizo,
a cubierto de la repetición
y del miedo
a morir, a que mueran, a
los que murieron sin mí,
y a que los viven sin mí, o cómo puedo estar
sin los que viven, y ya
no importe el color de la cortina, su revoloteo,
eso que pasa no importe
porque no importa el cuerpo
lineal en cada cosa
sobrentendida, sin lucha,
casi perdida o humillada. Y el pasaje no sea mensaje.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Pocas coplas
Cuando te quise te dije
te dije que te quería.
Ahora que no me quieres
te digo ay ay ay, dolías.
***
Si tú vivieras cerquita
donde yo vivo,
qué lindas las mañanitas
y los domingos.
***
Pobrecita la mi pena
solita se me quedó.
Yo le haría compañía
mas con quién me quedo yo.
***
Yo qué daría por verte
diciendo que me querís,
como yo no tengo nada,
mejor no me lo decís.
***
Hace ocho años no tengo
y hace ocho que sufrí,
si me siguen la cuentita
ocho más ocho son mil.
***
El viento vino sonando,
todavía no se fue.
Que se vaya o que se quede,
por mí que la pase bien.
***
Yo cantaba caminando
y caminando canté.
Sabrá Dios por qué las cosas
pasaban y yo callé.
***
No se sufre con dolor
con alegría se sufre.
Dolor es piedra de amor,
alegría es la de azufre.
**
te dije que te quería.
Ahora que no me quieres
te digo ay ay ay, dolías.
***
Si tú vivieras cerquita
donde yo vivo,
qué lindas las mañanitas
y los domingos.
***
Pobrecita la mi pena
solita se me quedó.
Yo le haría compañía
mas con quién me quedo yo.
***
Yo qué daría por verte
diciendo que me querís,
como yo no tengo nada,
mejor no me lo decís.
***
Hace ocho años no tengo
y hace ocho que sufrí,
si me siguen la cuentita
ocho más ocho son mil.
***
El viento vino sonando,
todavía no se fue.
Que se vaya o que se quede,
por mí que la pase bien.
***
Yo cantaba caminando
y caminando canté.
Sabrá Dios por qué las cosas
pasaban y yo callé.
***
No se sufre con dolor
con alegría se sufre.
Dolor es piedra de amor,
alegría es la de azufre.
**
domingo, 6 de noviembre de 2011
A la deriva
Casi no veo allá, donde estuve,
alejada ahora,
el haber navegado
desde esa tierra que apenas veo,
empecé a estar, a ser
allí
Sin impulso me fui yendo,
una empecinación acaso
de movimiento pero
sólo eso, sin meta, sin querer
saber adónde iría
¿Y si lo que hice fue naufragar en esa tierra
y ahora me alejo a la deriva, ya no la veo?
alejada ahora,
el haber navegado
desde esa tierra que apenas veo,
empecé a estar, a ser
allí
Sin impulso me fui yendo,
una empecinación acaso
de movimiento pero
sólo eso, sin meta, sin querer
saber adónde iría
¿Y si lo que hice fue naufragar en esa tierra
y ahora me alejo a la deriva, ya no la veo?
viernes, 4 de noviembre de 2011
En vano tocas ahora
El carozo
Y lo que en vano hice y quise
no cayó a un pozo ni fue desperdicio; en vano, sí,
por cosa vana, banal, me digo, juego sólo
de palabra. Antes bien, más quisiera pero hice y quise
tocar el cielo y lo he tocado, en vano, en el vano de Su puerta golpeé
y Él me dijo: en vano tocas ahora lo que no es
todavía, ser o estar, la ambigüedad
en el nombre y en lo que no supe ahondar: ah, del carozo,
hincar el diente hasta romperlo y entonces, sí, subir,
subir lejísimo allá a lo alto
y conceder
lo que se hizo, lo que se ha mordido en vano.
Inédito
***
Lluvia
Llueve como si no bastara,
como si un anhelo fuera demasiado poco,
demasiado lo que no alcanza o lo que llueve: bastante,
suficiente.
No alcanza un anhelo, hace falta
más y más de esa nada que sobra, como la lluvia que sobra, arrebata
el borde del postigo y cae
hacia adentro, moja los libros dejados al azar
bien en el borde, sin cuidado,
se corre la tinta en cada uno, demasiado,
demasiado perder lo que no basta,
la lluvia como si no sostuviera el cielo.
Inédito
**
Ambos poemas fueron publicados en el blog otra iglesia es imposible
Y lo que en vano hice y quise
no cayó a un pozo ni fue desperdicio; en vano, sí,
por cosa vana, banal, me digo, juego sólo
de palabra. Antes bien, más quisiera pero hice y quise
tocar el cielo y lo he tocado, en vano, en el vano de Su puerta golpeé
y Él me dijo: en vano tocas ahora lo que no es
todavía, ser o estar, la ambigüedad
en el nombre y en lo que no supe ahondar: ah, del carozo,
hincar el diente hasta romperlo y entonces, sí, subir,
subir lejísimo allá a lo alto
y conceder
lo que se hizo, lo que se ha mordido en vano.
Inédito
***
Lluvia
Llueve como si no bastara,
como si un anhelo fuera demasiado poco,
demasiado lo que no alcanza o lo que llueve: bastante,
suficiente.
No alcanza un anhelo, hace falta
más y más de esa nada que sobra, como la lluvia que sobra, arrebata
el borde del postigo y cae
hacia adentro, moja los libros dejados al azar
bien en el borde, sin cuidado,
se corre la tinta en cada uno, demasiado,
demasiado perder lo que no basta,
la lluvia como si no sostuviera el cielo.
Inédito
**
Ambos poemas fueron publicados en el blog otra iglesia es imposible
martes, 1 de noviembre de 2011
Yo te di mi corazón
III
Nadie entrega
el alma así como así. Yo te di mi corazón
y me quedé
con el alma. El asma
es el alma que no sale, el aire
que no respiro,
yo te di mi corazón,
pero el alma, el asma,
el aire queda adentro, fatiga
lo que no te di
ahoga lo que tengo
y no sale,
y si sale, muero
sin alma
De Sobre el asma (recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008)
Nadie entrega
el alma así como así. Yo te di mi corazón
y me quedé
con el alma. El asma
es el alma que no sale, el aire
que no respiro,
yo te di mi corazón,
pero el alma, el asma,
el aire queda adentro, fatiga
lo que no te di
ahoga lo que tengo
y no sale,
y si sale, muero
sin alma
De Sobre el asma (recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008)
domingo, 30 de octubre de 2011
Debemos dormir
Debemos dormir, antes de quemar las naves,
como quien supone que olvida,
debemos dormir.
Trabajar,
como el que cree que es útil,
hasta agotarnos.
Comer, hasta el hartazgo;
debemos beber hasta el hartazgo.
Levantarnos en mitad de la noche
para buscar agua o algo,
mover una cortina, ver el cielo afuera, y
volver a dormir.
Follar, hasta morir; después dormir.
Inédito
como quien supone que olvida,
debemos dormir.
Trabajar,
como el que cree que es útil,
hasta agotarnos.
Comer, hasta el hartazgo;
debemos beber hasta el hartazgo.
Levantarnos en mitad de la noche
para buscar agua o algo,
mover una cortina, ver el cielo afuera, y
volver a dormir.
Follar, hasta morir; después dormir.
Inédito
sábado, 29 de octubre de 2011
S/t
Cascos de caballos, de eso se acuerda,
de esos cascos, cuando no se escucha otra cosa:
la tranquilidad; ése era el sonido, algo antiguo. A nadie ofusca:
simples,
el excremento sobre el asfalto para decir
aquí pasamos, escuchen,
míseros caballos que todavía rasgan
el día.
Esto era la calle entonces,
ni siquiera polvareda hemos dejado
apenas excremento vivo y todavía tibio:
ninguna batalla, ningún estertor,
pasaron cascos de caballos.
Inédito
de esos cascos, cuando no se escucha otra cosa:
la tranquilidad; ése era el sonido, algo antiguo. A nadie ofusca:
simples,
el excremento sobre el asfalto para decir
aquí pasamos, escuchen,
míseros caballos que todavía rasgan
el día.
Esto era la calle entonces,
ni siquiera polvareda hemos dejado
apenas excremento vivo y todavía tibio:
ninguna batalla, ningún estertor,
pasaron cascos de caballos.
Inédito
viernes, 21 de octubre de 2011
Reír, eso quise
(de archivo)
Remordimiento
Nunca tuve
lo que se dice una buena dentadura.
Con mi boca mordí
su nuca, su garganta,
pero la forma de morder
se fue adecuando al poco
calcio, la poca fuerza, a
las piezas postizas y a las que
fueron salvadas. Reír, eso quise.
Perdí las ganas de morder
como quien deja la vida a un costado,
la ve ahí,
un vestido de fiesta doblado en la silla.
Llovió sobre el jardín, gotean
de lluvia y de un rocío
nocturno
bombitas de colores.
Ahora, con lo que tengo dado
y quitado, con mi boca
beso,
y cada noche, antes de dormirme,
ruego a Dios
no morir con los ojos abiertos
los dientes apretados.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
Remordimiento
Nunca tuve
lo que se dice una buena dentadura.
Con mi boca mordí
su nuca, su garganta,
pero la forma de morder
se fue adecuando al poco
calcio, la poca fuerza, a
las piezas postizas y a las que
fueron salvadas. Reír, eso quise.
Perdí las ganas de morder
como quien deja la vida a un costado,
la ve ahí,
un vestido de fiesta doblado en la silla.
Llovió sobre el jardín, gotean
de lluvia y de un rocío
nocturno
bombitas de colores.
Ahora, con lo que tengo dado
y quitado, con mi boca
beso,
y cada noche, antes de dormirme,
ruego a Dios
no morir con los ojos abiertos
los dientes apretados.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
martes, 18 de octubre de 2011
Antes
“ELLA HABÍA ENCONTRADO UN MUERTO DENTRO DE SU CABEZA”
Vicente Huidobro
Antes, yo leía sin ver,
respiraba hondo.
Amaba piedras,
vivía lo que aprendí, lo que dolía no,
lo que dolía con los ojos,
eso no.
**
Recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Vicente Huidobro
Antes, yo leía sin ver,
respiraba hondo.
Amaba piedras,
vivía lo que aprendí, lo que dolía no,
lo que dolía con los ojos,
eso no.
**
Recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
miércoles, 12 de octubre de 2011
Hermano lobo
Y de todas maneras, lo que conocía del caballo universal procedía de la huella, que era singular.
Umberto Eco
Umberto Eco
Debo agradecer
su punto de vista
y esa pulcritud silenciosa
o bullanguera
con que (lo)
vaciaban
ideas claras, taciturnas
clandestinas o temibles
eran ideas
que precisé
para entender
un abismo
mudo.
Recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
sábado, 8 de octubre de 2011
A Juana Bignozzi
Alguna vez yo tuve esa violencia en la voz y en el trato,
Juana me la dictaba desde un orden,
desde esa ley: reíte, me decía, de aquel guijarro humilde,
piedra
seremos.
La risa fue envuelta
como se envuelven los panecillos, tiernos,
contundentes, iguales a una fe;
mirábamos Juana y yo las cosas y las cosas
se endurecían como el pan, como el cristal que evita
su zona de clivaje, ese único
punto donde ¡todavía no! hacernos
añicos.
Soberbia como ninguna
ahora escribe Dejame aquí sentada hasta el final
ese día seré conmovedora
digna de piedad. Yo asiento con la cabeza
y cubro sus manos con las mías.
Inédito
Juana me la dictaba desde un orden,
desde esa ley: reíte, me decía, de aquel guijarro humilde,
piedra
seremos.
La risa fue envuelta
como se envuelven los panecillos, tiernos,
contundentes, iguales a una fe;
mirábamos Juana y yo las cosas y las cosas
se endurecían como el pan, como el cristal que evita
su zona de clivaje, ese único
punto donde ¡todavía no! hacernos
añicos.
Soberbia como ninguna
ahora escribe Dejame aquí sentada hasta el final
ese día seré conmovedora
digna de piedad. Yo asiento con la cabeza
y cubro sus manos con las mías.
Inédito
jueves, 29 de septiembre de 2011
ELLA CREÍA QUE TODO DEBÍA SER, DEBERÍA SER HENO
Ahora que soy grande –se dijo–
voy a tener que aprender (y a medida
que se lo decía sufría) a registrar
acordarse tal poema fue escrito por
ese poeta
memorizar tengo tal libro (¿lo tenía?, ¿alguna vez
tuvo el nombre de lo que tenía?)
Qué más da –se dijo–, habrá que aprender
descifrar no
registrar
nociones no
aquel hombre es a tal obra
no, al revés no
y si alguien
sueña
deducir la notación:
esto es paja
esto es heno.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
sábado, 24 de septiembre de 2011
"La agonía de la luz"
"Rabia contra la agonía de la luz"
Dylan Thomas
A través de una persiana de plástico
transparente
renuncio a ver esa luz
la placidez en la tarde
los buenos hombres, me despido
por ese velo de plástico
turbio, renuncio
a ver
las pocas cosas visibles, fabulosas
del crepúsculo.
De Solo de contralto, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Dylan Thomas
A través de una persiana de plástico
transparente
renuncio a ver esa luz
la placidez en la tarde
los buenos hombres, me despido
por ese velo de plástico
turbio, renuncio
a ver
las pocas cosas visibles, fabulosas
del crepúsculo.
De Solo de contralto, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
viernes, 16 de septiembre de 2011
Nocturno
Puede largarse a llover en cualquier momento
y puedo largarme a llorar por eso
y porque la pared no sostiene más la hiedra que había en el verano.
Veo las nervaduras pegadas como arañas; rememoro el vaivén de las hojas,
casi podría decir parecido al de la copa del gomero acostada sobre la terraza;
es una noche insulsa entonces, nada para festejar ni padecer; la lluvia que no cae todavía.
Por qué llorar.
Inédito, de Entre la pena y la nada
y puedo largarme a llorar por eso
y porque la pared no sostiene más la hiedra que había en el verano.
Veo las nervaduras pegadas como arañas; rememoro el vaivén de las hojas,
casi podría decir parecido al de la copa del gomero acostada sobre la terraza;
es una noche insulsa entonces, nada para festejar ni padecer; la lluvia que no cae todavía.
Por qué llorar.
Inédito, de Entre la pena y la nada
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Un tenedor para hincar
Un tenedor para hincar
un diente,
dos, tres, cua
que tengan algo
de pan,
dos, tres, cua
que tengan algo
para dar, quitarse el gusto,
trocar placer
por dolores,
un tenedor gastado,
sin un diente,
dos, tres, cua
que tengan algo
con qué reír, morder,
chistar a un pájaro.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
miércoles, 31 de agosto de 2011
Tercera persona
Tiene problemas con su lenguaje:
habla y no se le entiende,
escribe y no se le entiende.
Ironiza, da todo
por sentado, cree que lo que ve
es simple,
claro,
nada fácil para traducir.
Por ejemplo, mira la luz
natural:
la conmoción no le basta.
Pide un vínculo,
no sabe, no puede retener
sólo palabras
ni solamente
hechos,
luces,
delicadas luces.
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
habla y no se le entiende,
escribe y no se le entiende.
Ironiza, da todo
por sentado, cree que lo que ve
es simple,
claro,
nada fácil para traducir.
Por ejemplo, mira la luz
natural:
la conmoción no le basta.
Pide un vínculo,
no sabe, no puede retener
sólo palabras
ni solamente
hechos,
luces,
delicadas luces.
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
martes, 30 de agosto de 2011
sábado, 27 de agosto de 2011
Como ese hilo tendido...
Como ese hilo tendido
desde la rama hasta la hoja,
que no es de araña ni seda,
de agua parece,
un cordel imperfecto
seguro hasta combarse,
así la tranquilidad.
para Hugo Luna
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
desde la rama hasta la hoja,
que no es de araña ni seda,
de agua parece,
un cordel imperfecto
seguro hasta combarse,
así la tranquilidad.
para Hugo Luna
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
martes, 23 de agosto de 2011
El único conversador
Sólo en la tumba
una está a sus anchas, dijo
la muerta.
Allí el cuerpo retoza
y el alma pide a gritos silencio.
Sólo en la tumba
una se desplaza y siente
por primera vez
la frescura del barro, la
ilusión
de que el único conversador
puede ser
el olvido.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
una está a sus anchas, dijo
la muerta.
Allí el cuerpo retoza
y el alma pide a gritos silencio.
Sólo en la tumba
una se desplaza y siente
por primera vez
la frescura del barro, la
ilusión
de que el único conversador
puede ser
el olvido.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
sábado, 20 de agosto de 2011
Él
Parecido al miedo de enfrentar el día. Abedules,
como morir en medio de abedules,
nieve sucia y humo; el aliento lejos, ilegible,
como el silencio de las campanas un domingo a las once,
nada que revelar; parecido a la culpa.
De Poemas irresueltos. Inédito
como morir en medio de abedules,
nieve sucia y humo; el aliento lejos, ilegible,
como el silencio de las campanas un domingo a las once,
nada que revelar; parecido a la culpa.
De Poemas irresueltos. Inédito
sábado, 13 de agosto de 2011
Sissí la emperatriz
I
La que cantaba y decía
a los gritos decía
¡yo no soy ésta, es la fuerza del destino!
ve caer las cuentas de su collar,
de a una saltan como niñas por el pasto
hasta quedar quietas, todavía dice
es la fuerza, es la tosca
fuerza del destino,
y el hilo del collar cierra
su garganta.
II
Y sin embargo la que cae
como canto a rodar, como guijarro humilde repite
yo no soy cuenta de nadie,
como piedra que se envuelve en brillo
y a lo largo de la tanza pide más cuerda,
no esta danza asmática en el agua,
pide canto.
III
Muerte de la emperatriz, Sissí,
corrías como niña por el prado, por los Alpes,
Sissí, y yo me quedé mirando
pobremente tu diadema,
era niña, Sissí,
una que no contaba.
De Poemas irresueltos, inédito
miércoles, 10 de agosto de 2011
Contra la gangrena
Tensa como un pavo real a punto de
abrir la cola magnífica
con ese gesto altanero, su plumaje, quitó
con un peine fino
los pocos piojos que había en el pubis,
colocó chinches estratégicas en algunas fotos, mala superchería,
alquiló un mantón enorme y negro con flecos hasta el piso
y se puso a responder el epistolario:
“Víctima de mi suicidio
salí a respirar aire puro”, escribió, “e
ilusa, hasta habían chupado el agua
en el lago del parque”. La brutalidad del texto
era parecida a la tensión: a qué se debían
esas ganas de reírse del mundo;
no lo sabía.
No, todavía no.
Así que devolvió aquel mantón dramático
y pasó la lengua
sensualmente por el borde
gomoso de la correspondencia,
quiso probar
sin sensatez ni oprobio
ni oquedad
eso que la gente hace,
así de sencillo,
cuando no ha muerto.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
abrir la cola magnífica
con ese gesto altanero, su plumaje, quitó
con un peine fino
los pocos piojos que había en el pubis,
colocó chinches estratégicas en algunas fotos, mala superchería,
alquiló un mantón enorme y negro con flecos hasta el piso
y se puso a responder el epistolario:
“Víctima de mi suicidio
salí a respirar aire puro”, escribió, “e
ilusa, hasta habían chupado el agua
en el lago del parque”. La brutalidad del texto
era parecida a la tensión: a qué se debían
esas ganas de reírse del mundo;
no lo sabía.
No, todavía no.
Así que devolvió aquel mantón dramático
y pasó la lengua
sensualmente por el borde
gomoso de la correspondencia,
quiso probar
sin sensatez ni oprobio
ni oquedad
eso que la gente hace,
así de sencillo,
cuando no ha muerto.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
jueves, 28 de julio de 2011
En catalán
POEMA
El sol em fa pessigolles al bescoll.
Estic fent la bugada d’esquenes
al sol
i de sobte
somric
perquè el sol em fa pessigolles al bescoll.
Versión de Pere Bessó i González
***
POEMA
El sol cosquillea en mi nuca.
Estoy lavando de espaldas
al sol
y de repente
sonrío
porque el sol cosquillea en mi nuca.
© Irene Gruss
El sol em fa pessigolles al bescoll.
Estic fent la bugada d’esquenes
al sol
i de sobte
somric
perquè el sol em fa pessigolles al bescoll.
Versión de Pere Bessó i González
***
POEMA
El sol cosquillea en mi nuca.
Estoy lavando de espaldas
al sol
y de repente
sonrío
porque el sol cosquillea en mi nuca.
© Irene Gruss
sábado, 23 de julio de 2011
La terracota, allá
Ustedes, vosotros, que por encargo crearon
y fueron mimados y expulsados de Dios,
de reyes, de Venecia,
¿era la dicha o era
necesidad? Cobrar, cobrar,
cumplir a término la Sixtina, el Réquiem,
aquella sonatina, y el magenta para el Cristo, el oro
molido en el áurea de María, la buena,
la terracota, allá, que alcanzara
el dinero para Vos y el copista;
ustedes, vosotros, ¿era alabanza
y apremio?,
¿alegría o virtud?
De Entre la pena y la nada, inédito
y fueron mimados y expulsados de Dios,
de reyes, de Venecia,
¿era la dicha o era
necesidad? Cobrar, cobrar,
cumplir a término la Sixtina, el Réquiem,
aquella sonatina, y el magenta para el Cristo, el oro
molido en el áurea de María, la buena,
la terracota, allá, que alcanzara
el dinero para Vos y el copista;
ustedes, vosotros, ¿era alabanza
y apremio?,
¿alegría o virtud?
De Entre la pena y la nada, inédito
viernes, 15 de julio de 2011
Herida pequeña es el adiós
El adiós es una herida pequeña,
más leve que el aguijón de la avispa
que marea, enferma,
y es una delicia envenenarse así,
por tan simple contacto.
Herida pequeña es el adiós,
no mata.
Inédito
más leve que el aguijón de la avispa
que marea, enferma,
y es una delicia envenenarse así,
por tan simple contacto.
Herida pequeña es el adiós,
no mata.
Inédito
lunes, 11 de julio de 2011
El alma es avara
Sobre el asma
(Fragmento)
Poderes celestes, yo tenía un alma para el
dolor;
dadme otra para la felicidad.
Nueva Eloísa, J.J. Rousseau
**
(...)
no supo que no era luz hecha metal lo que le
escarbó
la boca
sino pura psijé escupida en un gorgoriteo
con forma de hálito o de pájaro
o
en caso de que haya sido por la herida
no pudo saber que fue psijé y no sangre
(...)
Gladys Rosemberg
V
Algo, madre
no me da
respiro
VI
Puedo morir por la boca
o por la herida.
La boca es un gorgoriteo,
escupo aire.
El alma es avara, da
el aire en estertores, menuda y brusca
respiración, liviano sería
si yo lo diera
(pero morir sin alma) largamente.
No es sangre
sino alma que sale por la herida que
escupe,
despide. Puedo morir
de cosas así. Mejor
no entrego el alma
VII
El aire, la respiración.
Bueno sería
entregar el alma
como quien da
lo poco que tiene uno,
lo poco que uno tiene guardado
para dar,
el aire, el asma
(de quien)
VIII
El aire,
ahoga, madre
no da respiro
no deja al alma
respirar. No abras la puerta,
las ventanas. Es el aire que
no sale, el asma
IX
La impresión
es que el aire no entra
(puede sucumbir)
**
De Sobre el asma (edición de la autora, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008).
(Fragmento)
Poderes celestes, yo tenía un alma para el
dolor;
dadme otra para la felicidad.
Nueva Eloísa, J.J. Rousseau
**
(...)
no supo que no era luz hecha metal lo que le
escarbó
la boca
sino pura psijé escupida en un gorgoriteo
con forma de hálito o de pájaro
o
en caso de que haya sido por la herida
no pudo saber que fue psijé y no sangre
(...)
Gladys Rosemberg
V
Algo, madre
no me da
respiro
VI
Puedo morir por la boca
o por la herida.
La boca es un gorgoriteo,
escupo aire.
El alma es avara, da
el aire en estertores, menuda y brusca
respiración, liviano sería
si yo lo diera
(pero morir sin alma) largamente.
No es sangre
sino alma que sale por la herida que
escupe,
despide. Puedo morir
de cosas así. Mejor
no entrego el alma
VII
El aire, la respiración.
Bueno sería
entregar el alma
como quien da
lo poco que tiene uno,
lo poco que uno tiene guardado
para dar,
el aire, el asma
(de quien)
VIII
El aire,
ahoga, madre
no da respiro
no deja al alma
respirar. No abras la puerta,
las ventanas. Es el aire que
no sale, el asma
IX
La impresión
es que el aire no entra
(puede sucumbir)
**
De Sobre el asma (edición de la autora, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008).
martes, 5 de julio de 2011
Ilusión óptica
El lado interior de los párpados es muy suave;
haber visto tanta irrealidad, o
haber fingido lo real
como si fuera cierto,
como cosa certera, irritó la mirada.
O fue a la inversa. Tanta realidad
agotó y produjo
el derrame, hasta
consumar esa ilusión óptica: necesitarla
como quien precisa ver
más, todavía más, y
no cerrar los ojos.
Pero el lado interior
de los párpados
es tan suave y se irrita,
casi no soporta
haber creído ver, ni
haber fingido.
De En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia, 2000), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
haber visto tanta irrealidad, o
haber fingido lo real
como si fuera cierto,
como cosa certera, irritó la mirada.
O fue a la inversa. Tanta realidad
agotó y produjo
el derrame, hasta
consumar esa ilusión óptica: necesitarla
como quien precisa ver
más, todavía más, y
no cerrar los ojos.
Pero el lado interior
de los párpados
es tan suave y se irrita,
casi no soporta
haber creído ver, ni
haber fingido.
De En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia, 2000), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
viernes, 24 de junio de 2011
Blues
Ya van tres veces que refresco el porche
–mamma dice que se ha de cuartear la madera–y cuatro que me quito los zapatos,
repaso la laca
(este pincel viejo pierde las cerdas, queda una pegada al blanco, ¡brillante!)
me vuelvo a calzar.
Como por allá no viene, aliso
Cruzo los brazos, los descruzo, baja el sol.
Suspiro y entro la silla.
Inédito
martes, 14 de junio de 2011
“Mi corazón está cansado como mendigo verdadero”
“Mi corazón está cansado como mendigo verdadero”
Fernando Pessoa
No como el que estira la mano
y con el gesto cóncavo pide,
no como el que tiene miedo sino nada,
y pide;
el corazón está cansado
como un mendigo sin necesidad,
ausculta lo que hay, y late, late.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
Fernando Pessoa
No como el que estira la mano
y con el gesto cóncavo pide,
no como el que tiene miedo sino nada,
y pide;
el corazón está cansado
como un mendigo sin necesidad,
ausculta lo que hay, y late, late.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
lunes, 6 de junio de 2011
EL PIANO
El bajofondo,
el bajofondo alcohólico del mar me recibe
con un ruido exagerado: un piano
cae y me arrastra con él.
Pájaros navegan,
sonámbulos,
husmean las teclas del piano, les tiran su
aliento, van alrededor
de la caja como pompa fúnebre.
Subo a la superficie envuelta
en algas y plancton.
La soga se desprendió
de mi pie, cae
adonde descansa un piano.
¿En qué momento dejé hundirme
en el bajofondo
de pianos y de pájaros?
¿Mi voluntad eligió vivir?
Un piano descansa en el bajo
fondo del mar,
como un abismo mudo.
Para Raúl Mileo
Basado en el film La lección de piano de Jane Campion.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
el bajofondo alcohólico del mar me recibe
con un ruido exagerado: un piano
cae y me arrastra con él.
Pájaros navegan,
sonámbulos,
husmean las teclas del piano, les tiran su
aliento, van alrededor
de la caja como pompa fúnebre.
Subo a la superficie envuelta
en algas y plancton.
La soga se desprendió
de mi pie, cae
adonde descansa un piano.
¿En qué momento dejé hundirme
en el bajofondo
de pianos y de pájaros?
¿Mi voluntad eligió vivir?
Un piano descansa en el bajo
fondo del mar,
como un abismo mudo.
Para Raúl Mileo
Basado en el film La lección de piano de Jane Campion.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial 2004 y 2008 respectivamente.
martes, 24 de mayo de 2011
El fuego cuece habas
Como esas brujas de Shakespeare, así huelo a humo, poción, tiniebla matutina
sin haber pegado un ojo, el único que mira. El otro
está tapado por la bruma; un resplandor lo llama a ver
pero es inútil,
se deslumbra solo con las chispas que saltan en la esquina,
como fuego artificial o
un circo vacío.
Esa arena es la que atrae,
el árbol que se acerca a Macbeth.
Entre tanto y tan poco doy vuelta la cuchara;
es el destino, digo, el fuego cuece habas;
el otro se hunde
en no saber o en farsa: ¡se acerca el bosque!, dice,
y la sabihonda acata.
Inédito
de Poemas irresueltos
sin haber pegado un ojo, el único que mira. El otro
está tapado por la bruma; un resplandor lo llama a ver
pero es inútil,
se deslumbra solo con las chispas que saltan en la esquina,
como fuego artificial o
un circo vacío.
Esa arena es la que atrae,
el árbol que se acerca a Macbeth.
Entre tanto y tan poco doy vuelta la cuchara;
es el destino, digo, el fuego cuece habas;
el otro se hunde
en no saber o en farsa: ¡se acerca el bosque!, dice,
y la sabihonda acata.
Inédito
de Poemas irresueltos
viernes, 20 de mayo de 2011
Madre Coraje *
No la heroína. Has cortado cada rodaja de pan
y atravesado el campo de batalla.
Les enrostrabas el precio a los soldados
acusándolos de muerte si osaban otra tajada.
No dabas de comer. Así cruzaste
la vida en el campo de batalla; hacías cuentas:
a tantos menos,
más rodajas.
No había paz que sirviera
tanto de comer, o morirse.
* Basado en el personaje homónimo de Brecht.
Inédito
y atravesado el campo de batalla.
Les enrostrabas el precio a los soldados
acusándolos de muerte si osaban otra tajada.
No dabas de comer. Así cruzaste
la vida en el campo de batalla; hacías cuentas:
a tantos menos,
más rodajas.
No había paz que sirviera
tanto de comer, o morirse.
* Basado en el personaje homónimo de Brecht.
Inédito
sábado, 14 de mayo de 2011
CARTAS A MI MADRE
Por ahora el gran pintor
es el viento, dice mi madre, mientras
arrastra con un pie
un manchón amarillo, hojas
que caen sobre el parque desconocido.
Por ahora el gran pintor (es el viento, dice)
nos dibuja
separadas por un árbol de tronco inmenso;
ah cómo quisiéramos juntar nuestras manos
bailar alrededor
apoyar una mejilla sobre la corteza helada.
Pero estamos separadas
por el tronco inmenso de un árbol
en el parque desconocido.
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
es el viento, dice mi madre, mientras
arrastra con un pie
un manchón amarillo, hojas
que caen sobre el parque desconocido.
Por ahora el gran pintor (es el viento, dice)
nos dibuja
separadas por un árbol de tronco inmenso;
ah cómo quisiéramos juntar nuestras manos
bailar alrededor
apoyar una mejilla sobre la corteza helada.
Pero estamos separadas
por el tronco inmenso de un árbol
en el parque desconocido.
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
martes, 10 de mayo de 2011
EL TOCADOR DE LA MARQUESA DE MERTEUIL*
Frente al espejo, con mis dedos que tiemblan
¿así, he temblado?,
esparzo la crema de limpieza sobre el rictus.
Los que me abuchearon no saben, no conocen.
Ahora que el pote salta contra el espejo,
que podría ser tan veraz como un muerto,
mi amor ha muerto
(no grito, no llamo)
pero yo respiro.
* Personaje de Las relaciones peligrosas (1782), de Pierre Choderlos de Laclos.
Inédito
Frente al espejo, con mis dedos que tiemblan
¿así, he temblado?,
esparzo la crema de limpieza sobre el rictus.
Los que me abuchearon no saben, no conocen.
Ahora que el pote salta contra el espejo,
que podría ser tan veraz como un muerto,
mi amor ha muerto
(no grito, no llamo)
pero yo respiro.
* Personaje de Las relaciones peligrosas (1782), de Pierre Choderlos de Laclos.
Inédito
sábado, 30 de abril de 2011
La piedra es más impaciente que la carne
No soy frívola, soy esta mínima
escultura en un lugar
de la plazoleta. La piedra es más
impaciente que la carne, desea reír,
y quebrarse, más
quisiera, la pasta espesa
de pintura sobre mí, tibia como
la mano que recorre, la
caca del pájaro
que pasa. Pósate, estoy yo
hace rato, rígida
y gris, más quisiera
tocar la lluvia que
resbala pero algo hace: abre,
corroe. El viento ríe
todavía
más, da vueltas sobre todo, en
todo. Me arranca. Más quisiera
esa sorpresa en el espíritu.
**
Nota: El último verso pertenece a Joan Miro.
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
escultura en un lugar
de la plazoleta. La piedra es más
impaciente que la carne, desea reír,
y quebrarse, más
quisiera, la pasta espesa
de pintura sobre mí, tibia como
la mano que recorre, la
caca del pájaro
que pasa. Pósate, estoy yo
hace rato, rígida
y gris, más quisiera
tocar la lluvia que
resbala pero algo hace: abre,
corroe. El viento ríe
todavía
más, da vueltas sobre todo, en
todo. Me arranca. Más quisiera
esa sorpresa en el espíritu.
**
Nota: El último verso pertenece a Joan Miro.
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
jueves, 28 de abril de 2011
EL CRIMEN
El muerto se me fue de las manos
como pelambre de gato se me fue como
agua que cae al balde se fue y quedó muerto sin querer
sin saber se fue muriendo
entre mis manos muriéndose pobre muerto como
si nada
Inédito
como pelambre de gato se me fue como
agua que cae al balde se fue y quedó muerto sin querer
sin saber se fue muriendo
entre mis manos muriéndose pobre muerto como
si nada
Inédito
martes, 26 de abril de 2011
CLAROSCURO
Dentro de un rato
todo va a volverse opaco.
Las luces y sombras, que ahora brillan,
se resolverán en una nada monotónica.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
todo va a volverse opaco.
Las luces y sombras, que ahora brillan,
se resolverán en una nada monotónica.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
martes, 19 de abril de 2011
SOSTENIDO
He perdido una música
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
sábado, 16 de abril de 2011
Los crisantemos no eran dalias
DURA PUREZA
Decente como una columna
fui a buscarte, decorosa como tabla donde se pica
el ajo blanco, una cebolla,
previa como la sábana
recién tendida;
así creo que
fui a buscarte,
más pura
que la espera.
***
ESTIVAL
No hay margaritas a la hora de la siesta
cuerpo rotundo cayendo encima
de mí, no hay margaritas
los crisantemos no eran dalias,
he confundido al muerto,
el cuerpo era tosco, era suave
este darme vueltas sobre el pasto me agita
sed me da, y no flores,
no flores.
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
Decente como una columna
fui a buscarte, decorosa como tabla donde se pica
el ajo blanco, una cebolla,
previa como la sábana
recién tendida;
así creo que
fui a buscarte,
más pura
que la espera.
***
ESTIVAL
No hay margaritas a la hora de la siesta
cuerpo rotundo cayendo encima
de mí, no hay margaritas
los crisantemos no eran dalias,
he confundido al muerto,
el cuerpo era tosco, era suave
este darme vueltas sobre el pasto me agita
sed me da, y no flores,
no flores.
**
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilados en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
miércoles, 13 de abril de 2011
El damasco
Yo que he muerto por propia voluntad, que
reviví por voluntad de otros,
ahora me veo muriendo
de muerte natural en unos años,
la cabeza encendida,
iluminada de ansia pura,
asombro,
fuego insensato parecido a locura senil,
a infancia,
que he vivido más o menos de
lo que cuenta la ley o el sino,
que he muerto por la esquiva
humedad.
Curioso, la risa,
como un líquido,
me sostiene y aprieta el corazón.
He andado así, nunca una meseta
ni la tensión superficial
del lago. Yo que morí por propia voluntad
dormida sobre un médano, y
el sol me ha acariciado muerta y viva,
ahora disfruto
su piedad como a un damasco,
dulzura inconcebible,
insensato damasco que pruebo
y río, oscura,
dichosa de mí.
De La dicha (bajo la luna, 2004), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
reviví por voluntad de otros,
ahora me veo muriendo
de muerte natural en unos años,
la cabeza encendida,
iluminada de ansia pura,
asombro,
fuego insensato parecido a locura senil,
a infancia,
que he vivido más o menos de
lo que cuenta la ley o el sino,
que he muerto por la esquiva
humedad.
Curioso, la risa,
como un líquido,
me sostiene y aprieta el corazón.
He andado así, nunca una meseta
ni la tensión superficial
del lago. Yo que morí por propia voluntad
dormida sobre un médano, y
el sol me ha acariciado muerta y viva,
ahora disfruto
su piedad como a un damasco,
dulzura inconcebible,
insensato damasco que pruebo
y río, oscura,
dichosa de mí.
De La dicha (bajo la luna, 2004), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
viernes, 1 de abril de 2011
Un poeta chino lo supo
ANTIARS POÉTICA II
La alegoría está en el bambú,
no en la palabra.
Paula Grandío
Esa playa en el río.
El río estaba muerto.
La playa vivía gracias a
los juncos que estaban a un costado.
Los juncos eran la alegoría del paisaje.
Un poeta chino lo supo
y no lo escribió.
***
PÁJAROS CANTAN...
Pájaros cantan en la mañana
soleada.
Quién piensa en el cuervo.
*
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
La alegoría está en el bambú,
no en la palabra.
Paula Grandío
Esa playa en el río.
El río estaba muerto.
La playa vivía gracias a
los juncos que estaban a un costado.
Los juncos eran la alegoría del paisaje.
Un poeta chino lo supo
y no lo escribió.
***
PÁJAROS CANTAN...
Pájaros cantan en la mañana
soleada.
Quién piensa en el cuervo.
*
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
sábado, 26 de marzo de 2011
Pavesiana II
A la tarde bajan las gaviotas a la playa.
Pegan un grito crispado, hambriento.
El mar las recibe plácido.
Las gaviotas picotean en la orilla almejas o restos de
carnada que tiran los pescadores.
Los pescadores también bajan a esa hora
a la playa. Sus mujeres sienten frío
y se frotan las manos, las rodillas
pero esperan, tranquilas, la pesca.
Las gaviotas planean sobre el mar
que las seduce con un ruido húmedo,
demasiado húmedo.
Pasa un muchacho que trota por puro ejercicio.
Alguien se detiene, escucha
el grito de esos pájaros de mar blancos
y neutros. “Tienen hambre”, piensa,
“y luego de picotear planean satisfechos”.
Retoma su camino.
**
Inédito
miércoles, 23 de marzo de 2011
Mientras tanto
Yo estuve lavando ropa
mientras mucha gente
desapareció
no porque sí
se escondió
sufrió
hubo golpes
y
ahora no están
no porque sí
y mientras pasaban
sirenas y disparos, ruido seco
yo estuve lavando ropa,
acunando,
cantaba,
y la persiana a oscuras.
**
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
mientras mucha gente
desapareció
no porque sí
se escondió
sufrió
hubo golpes
y
ahora no están
no porque sí
y mientras pasaban
sirenas y disparos, ruido seco
yo estuve lavando ropa,
acunando,
cantaba,
y la persiana a oscuras.
**
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
lunes, 14 de marzo de 2011
Le hablo a la pared
XII
Rígida como es,
no acepta tanto punto
de vista. Pareciera
que se marea: chorrea la tinta
o el pincel: la pared
limita: estoy
hasta acá, dice, y muestra el borde.
***
XIV
Y de repente la lluvia, a lavarle la cara al suelo seco,
a asombrar de agua
el cielo.
(y una mira la pared y pregunta
de qué hablas, mariposa,
oye el trueno. ¡Calla!)
***
XV
Cabeza muerta la pared,
Echo cal viva sobre esa cabeza
Adiós adiós el pensamiento o la flor
Allí enredada, la hojita
Que titila y se aferra al viento.
No digas más. No digas nada.
**
De La pared, inédito
Rígida como es,
no acepta tanto punto
de vista. Pareciera
que se marea: chorrea la tinta
o el pincel: la pared
limita: estoy
hasta acá, dice, y muestra el borde.
***
XIV
Y de repente la lluvia, a lavarle la cara al suelo seco,
a asombrar de agua
el cielo.
(y una mira la pared y pregunta
de qué hablas, mariposa,
oye el trueno. ¡Calla!)
***
XV
Cabeza muerta la pared,
Echo cal viva sobre esa cabeza
Adiós adiós el pensamiento o la flor
Allí enredada, la hojita
Que titila y se aferra al viento.
No digas más. No digas nada.
**
De La pared, inédito
martes, 8 de marzo de 2011
“FIESTA ASESINADA” R.G. Aguirre
Yo no te uso, yo te amo.
Raúl Gustavo Aguirre
Peleo con la muerte, ay,
porque estoy viva.
Pelea conmigo, él,
pues soy mujer.
Yo lo amamanto sabihonda.
Él me cuida
con su mano fría.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Raúl Gustavo Aguirre
Peleo con la muerte, ay,
porque estoy viva.
Pelea conmigo, él,
pues soy mujer.
Yo lo amamanto sabihonda.
Él me cuida
con su mano fría.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
domingo, 6 de marzo de 2011
La dicha
Lo que no esperé
hoy no vino. El anhelo es
dificultad para respirar.
Y el deseo, muerte
de la esperanza.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
hoy no vino. El anhelo es
dificultad para respirar.
Y el deseo, muerte
de la esperanza.
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008).
viernes, 4 de marzo de 2011
Levanté la cabeza y miré el sol
3
Yo me acuerdo cuando una vez a la tarde no fuimos a la playa porque mi abuelo se murió en el jardín de adelante. Estaba jugando con él a subirnos a las rejas de la ventana, y de repente él se cansó y me dijo que iba a dormir una siestita. Yo estaba parada junto al rosal, entonces él vino y se acostó al lado mío para dormirse acompañado. Pero vino mi madre y la abuela Sara salía y entraba de la casa a los gritos haciendo un escándalo que no entendía. Lo van a despertar, me decía yo, está lo más tranquilo y lo están molestando. Y a mí me sacaron del jardín y después no pudimos ir ni a los médanos. Me gritaban que me quede quieta y callada. Y mi abuelo se fue, porque yo no lo vi más. Y ahora cuando me preguntan digo que se murió a la siesta. Ni él ni yo nos hicimos problema. Estaba tan tranquilo, y ellos vinieron y lo jorobaron todo el tiempo. Lo taparon con una lona grande que llevábamos a la playa para acostarnos todos juntos y a mí me decían que salga de ahí, que no ves, que vaya a la cocina. Y no lo vi más. Ni a mi abuelo ni a esa lona tampoco porque dijeron que no servía, que estaba vieja.
***
4
Me voy a la calesita. Ella me grita que no puede, que hace la sopa. Grita y corta la zanahoria y el zapallito hasta que saltan al piso. Yo le pido que vayamos a la calesita pero se enoja peor. Bajé sola la escalera y en la vereda doblé y seguí caminando por la vía muerta del tranvía. Es más lindo por ahí porque el pasto se mueve debajo de las zapatillas. Arranqué esas flores lilas del costado y me fui chupándoles el tallo verde.
Cuando llegué, el calesitero estaba del lado de adentro. Le golpeé la reja y salió. Me pregunta que qué hago y yo le pregunto que a qué hora va a abrir. Falta, dice, falta. Dice que son las diez todavía, entonces me siento. Yo espero, total... Espero tranquila. El árbol más alto se mueve y las hojas me hacen cosquillas en los ojos con la luz, así que a cada rato tengo que bajar las pestañas y la cabeza.
Los caballos y la carroza y todo está tapado con la lona. Cuando se levante, corro y me subo. El calesitero silba y me mira. Agarró la campana de madera de la sortija y se puso a lustrarla. Yo miro para otro lado pero creo que falta poco. Le pregunté la hora y me pregunta qué hago acá tan temprano. Le cuento que ella está picando la sopa y no tenía tiempo. ¿Falta mucho?, le digo. A cada rato se ríe y dice que falta. Ahí me pongo triste y miro la lona. Levanto los coquitos de los eucaliptos y hago que juego. Ahora tengo hambre y me siento y me aprieto la barriga. Espero. Levanté la cabeza y miré el sol. Por la calle veo un auto negro que se para y ella baja y me llama a los gritos antes de bajarse, asomada por la ventanilla. Me dice que me anduvo buscando en toda la casa, por todos lados, que me quede tranquila así sentada. Ella me abraza y llora. Yo no le creo porque me agarra muy fuerte, no como si me estuviera retando pero parecido. Que le prometa que no lo voy a hacer más, que a la tarde me trae pero que por favor no le haga más esto. Me compra un pirulín y no le creo. Volvemos a casa y subo la escalera yo primero. Desde abajo hay olor a sopa rica, la que ella hace.
**
De Una letra familiar, bajo la luna editorial, 2007.
Yo me acuerdo cuando una vez a la tarde no fuimos a la playa porque mi abuelo se murió en el jardín de adelante. Estaba jugando con él a subirnos a las rejas de la ventana, y de repente él se cansó y me dijo que iba a dormir una siestita. Yo estaba parada junto al rosal, entonces él vino y se acostó al lado mío para dormirse acompañado. Pero vino mi madre y la abuela Sara salía y entraba de la casa a los gritos haciendo un escándalo que no entendía. Lo van a despertar, me decía yo, está lo más tranquilo y lo están molestando. Y a mí me sacaron del jardín y después no pudimos ir ni a los médanos. Me gritaban que me quede quieta y callada. Y mi abuelo se fue, porque yo no lo vi más. Y ahora cuando me preguntan digo que se murió a la siesta. Ni él ni yo nos hicimos problema. Estaba tan tranquilo, y ellos vinieron y lo jorobaron todo el tiempo. Lo taparon con una lona grande que llevábamos a la playa para acostarnos todos juntos y a mí me decían que salga de ahí, que no ves, que vaya a la cocina. Y no lo vi más. Ni a mi abuelo ni a esa lona tampoco porque dijeron que no servía, que estaba vieja.
***
4
Me voy a la calesita. Ella me grita que no puede, que hace la sopa. Grita y corta la zanahoria y el zapallito hasta que saltan al piso. Yo le pido que vayamos a la calesita pero se enoja peor. Bajé sola la escalera y en la vereda doblé y seguí caminando por la vía muerta del tranvía. Es más lindo por ahí porque el pasto se mueve debajo de las zapatillas. Arranqué esas flores lilas del costado y me fui chupándoles el tallo verde.
Cuando llegué, el calesitero estaba del lado de adentro. Le golpeé la reja y salió. Me pregunta que qué hago y yo le pregunto que a qué hora va a abrir. Falta, dice, falta. Dice que son las diez todavía, entonces me siento. Yo espero, total... Espero tranquila. El árbol más alto se mueve y las hojas me hacen cosquillas en los ojos con la luz, así que a cada rato tengo que bajar las pestañas y la cabeza.
Los caballos y la carroza y todo está tapado con la lona. Cuando se levante, corro y me subo. El calesitero silba y me mira. Agarró la campana de madera de la sortija y se puso a lustrarla. Yo miro para otro lado pero creo que falta poco. Le pregunté la hora y me pregunta qué hago acá tan temprano. Le cuento que ella está picando la sopa y no tenía tiempo. ¿Falta mucho?, le digo. A cada rato se ríe y dice que falta. Ahí me pongo triste y miro la lona. Levanto los coquitos de los eucaliptos y hago que juego. Ahora tengo hambre y me siento y me aprieto la barriga. Espero. Levanté la cabeza y miré el sol. Por la calle veo un auto negro que se para y ella baja y me llama a los gritos antes de bajarse, asomada por la ventanilla. Me dice que me anduvo buscando en toda la casa, por todos lados, que me quede tranquila así sentada. Ella me abraza y llora. Yo no le creo porque me agarra muy fuerte, no como si me estuviera retando pero parecido. Que le prometa que no lo voy a hacer más, que a la tarde me trae pero que por favor no le haga más esto. Me compra un pirulín y no le creo. Volvemos a casa y subo la escalera yo primero. Desde abajo hay olor a sopa rica, la que ella hace.
**
De Una letra familiar, bajo la luna editorial, 2007.
domingo, 27 de febrero de 2011
LA FICCIÓN
Creo en lo que dicen las palabras,
no en lo que son.
Por eso
me miento a mí misma.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
no en lo que son.
Por eso
me miento a mí misma.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
martes, 22 de febrero de 2011
EL RETRATO
Amor mío, el viento acaba
de voltear tu retrato, yace
en el suelo, tus ojos no me miran.
Amor mío, la luz
se ha apagado, tu retrato
está en su lugar, ya.
Amor mío, la lluvia
entró por las ventanas. La pared
donde cuelga tu retrato
parece salpicada por cristales
de agua, y tus ojos parece
que lagrimean, ni siquiera
miran.
Amor mío, no existe el viento,
la luz existe, la lluvia
dejó de existir, un retrato se ha
roto en la zona donde estaba
la mirada. Esa ceguera
es mía. Ya no veo tu retrato y
el tiempo ha pasado.
¿Qué sucederá ahora?
de voltear tu retrato, yace
en el suelo, tus ojos no me miran.
Amor mío, la luz
se ha apagado, tu retrato
está en su lugar, ya.
Amor mío, la lluvia
entró por las ventanas. La pared
donde cuelga tu retrato
parece salpicada por cristales
de agua, y tus ojos parece
que lagrimean, ni siquiera
miran.
Amor mío, no existe el viento,
la luz existe, la lluvia
dejó de existir, un retrato se ha
roto en la zona donde estaba
la mirada. Esa ceguera
es mía. Ya no veo tu retrato y
el tiempo ha pasado.
¿Qué sucederá ahora?
viernes, 18 de febrero de 2011
Gentileza de Pere Bessó
Moviment
Una dona sola davant del mar
és més majestuosa que ell.
Pot passar una gavina
augurant la mort
o pot caure el sol humidint
les lones de les carpes
fins a extingir-les,
però una dona
davant del mar
bressola la seua solitud com una ama
i no s'estremeix.
La llum del mar té la importància
i el moviment del seu ànim, de la seua ànima.
El vent sona al voltant
de la dona
i la desperta:
ara es tracta de la platja sense llum, una dona,
el sol caigut, el so del mar,
carpes alçades,
el vent que el volteja
tot.
Traducció al català de Pere Bessó
***
Movimiento
Una mujer sola frente al mar
es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta
todo.
I.G.
Una dona sola davant del mar
és més majestuosa que ell.
Pot passar una gavina
augurant la mort
o pot caure el sol humidint
les lones de les carpes
fins a extingir-les,
però una dona
davant del mar
bressola la seua solitud com una ama
i no s'estremeix.
La llum del mar té la importància
i el moviment del seu ànim, de la seua ànima.
El vent sona al voltant
de la dona
i la desperta:
ara es tracta de la platja sense llum, una dona,
el sol caigut, el so del mar,
carpes alçades,
el vent que el volteja
tot.
Traducció al català de Pere Bessó
***
Movimiento
Una mujer sola frente al mar
es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta
todo.
I.G.
miércoles, 16 de febrero de 2011
LA BURLA
La desesperación no tiene forma,
no es estética.
El lenguaje se pudre.
Hay un cálculo cabal de Thanatos y
una burla del destino.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
no es estética.
El lenguaje se pudre.
Hay un cálculo cabal de Thanatos y
una burla del destino.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1998), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
lunes, 14 de febrero de 2011
Como el sediento
Con las manos vacías, abiertas,
listas para recibir,
el sediento pasó, bebió del cuenco
vacío de mis manos,
las besó abiertas, listas
para recibir, recostó su cabeza
como el sediento que llega
no al oasis,
a su espejismo.
Inédito
listas para recibir,
el sediento pasó, bebió del cuenco
vacío de mis manos,
las besó abiertas, listas
para recibir, recostó su cabeza
como el sediento que llega
no al oasis,
a su espejismo.
Inédito
sábado, 12 de febrero de 2011
VENTANA
La ventana está sucia.
Gotas secas no dejan ver, se pegotean,
el polvo se instala y
cuesta decidir cuál es
la última lluvia o
el último sol.
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
jueves, 10 de febrero de 2011
Ya pasó todo, ya terminó todo
DESPUÉS DEL APOCALIPSIS
Poema de ficción
El Apocalipsis ya pasó.
Ahora puedo sentarme en la cama
y ubicar mis pies en cada pantufla.
Puedo ir ahora a la cocina,
y suspirar, en el trayecto.
Ya pasó. Acabó
el Diluvio, sin lluvia.
Empieza a hacer frío, y
ahora el frío resulta acogedor.
Ya pasó todo, ya terminó todo.
Se puede respirar
-antes también podía respirar-,
y reír, reír,
con cierta
risa.
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
martes, 8 de febrero de 2011
La leve razón de ser: el huevo, la gallina
La soberbia gallina
Soy madre única,
no comparto
si hay grasa en el caldo,
si habrá puchero hoy, la gallina
cloquea sin parar, arrima
el ala antes de que
cada huevo rompa, y después,
crudamente el cacareo, expulsa
cantando la leve razón de ser: el huevo, la gallina,
el breve sentido, a secas:
algo falla,
lo justo falla, divinamente
expulsado por mí, la ponedora.
Inédito
Soy madre única,
no comparto
si hay grasa en el caldo,
si habrá puchero hoy, la gallina
cloquea sin parar, arrima
el ala antes de que
cada huevo rompa, y después,
crudamente el cacareo, expulsa
cantando la leve razón de ser: el huevo, la gallina,
el breve sentido, a secas:
algo falla,
lo justo falla, divinamente
expulsado por mí, la ponedora.
Inédito
miércoles, 2 de febrero de 2011
Y este –y aquel– vaivén
OFICIO
Escribo en la casa;
mi hijo duerme
y yo escribo a escondidas,
no sólo para no despertarlo.
Ahora puedo escuchar
a la lluvia sobre
los baldes y las sogas.
***
MI HIJO SE HAMACA
Mi hijo se hamaca
y canta.
Canta la misma canción
y ríe igual,
como si me estuviera hamacando
y fuese mi canción
y este –y aquel– vaivén
nos perteneciera.
***
CARTA A UN AMIGO DESDE LA TIERRA
No es fácil, si no se sabe
–nunca se sabe–, andar
sobre el mundo posible, amigo.
Yo creí en la Tierra imaginaria y
era suave deslizarme así,
mirando desde lo alto.
Yo creía pisar tierra firme, así.
De ahí mi última caída.
Es fácil volar sobre un mundo posible
no conocer la guerra ni el sol ni a un hijo
mirándolos desde lo alto,
pero andar
–andar entre las minas gozando el aire
que golpea y
el peso de un hijo sobre las espaldas, los dos
dorándose en un día claro, entre las minas–,
seguir sobre el mundo posible,
no es fácil si no se sabe, amigo.
**
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Escribo en la casa;
mi hijo duerme
y yo escribo a escondidas,
no sólo para no despertarlo.
Ahora puedo escuchar
a la lluvia sobre
los baldes y las sogas.
***
MI HIJO SE HAMACA
Mi hijo se hamaca
y canta.
Canta la misma canción
y ríe igual,
como si me estuviera hamacando
y fuese mi canción
y este –y aquel– vaivén
nos perteneciera.
***
CARTA A UN AMIGO DESDE LA TIERRA
No es fácil, si no se sabe
–nunca se sabe–, andar
sobre el mundo posible, amigo.
Yo creí en la Tierra imaginaria y
era suave deslizarme así,
mirando desde lo alto.
Yo creía pisar tierra firme, así.
De ahí mi última caída.
Es fácil volar sobre un mundo posible
no conocer la guerra ni el sol ni a un hijo
mirándolos desde lo alto,
pero andar
–andar entre las minas gozando el aire
que golpea y
el peso de un hijo sobre las espaldas, los dos
dorándose en un día claro, entre las minas–,
seguir sobre el mundo posible,
no es fácil si no se sabe, amigo.
**
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Todo imborrable y tinta
EL JAZZ PARA MI HIJA
Hay una música en la radio:
all that jazz, me dice.
La música actúa
y aclara el desigual, mi propio ritmo.
No aprendas más que esto antes de nacer:
el tenue y denso sonido, el bravo
y doloroso, un ritmo alegre,
la vida así acompasada.
***
JUEGOS CON MI HIJA
Se tapa la cara
con un pañuelo azul, y
dice
que no está. Se cae el pañuelo
y mi hija aparece,
porque la iluminación
en un escenario no es real. Hay
un redondel de luz que se mueve
dentro y fuera de lo que estamos
viendo, y todo
lo que allí pase va a ser aceptado,
como quien acepta la historia.
Mi hija aparece tras el
pañuelo azul; su cara
se ilumina como en cualquier escenario,
y ahora dice que
está,
como quien confirma
la magia.
***
GRACIA
El perfil de mis dedos
está manchado de pelar papas, batatas,
de nicotina y
de limón,
de polvo y azuleno,
todo cubierto y de perfil, por
tinta,
todo imborrable
y tinta.
**
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
Hay una música en la radio:
all that jazz, me dice.
La música actúa
y aclara el desigual, mi propio ritmo.
No aprendas más que esto antes de nacer:
el tenue y denso sonido, el bravo
y doloroso, un ritmo alegre,
la vida así acompasada.
***
JUEGOS CON MI HIJA
Se tapa la cara
con un pañuelo azul, y
dice
que no está. Se cae el pañuelo
y mi hija aparece,
porque la iluminación
en un escenario no es real. Hay
un redondel de luz que se mueve
dentro y fuera de lo que estamos
viendo, y todo
lo que allí pase va a ser aceptado,
como quien acepta la historia.
Mi hija aparece tras el
pañuelo azul; su cara
se ilumina como en cualquier escenario,
y ahora dice que
está,
como quien confirma
la magia.
***
GRACIA
El perfil de mis dedos
está manchado de pelar papas, batatas,
de nicotina y
de limón,
de polvo y azuleno,
todo cubierto y de perfil, por
tinta,
todo imborrable
y tinta.
**
De El mundo incompleto (Libros de Tierra Firme, 1987), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
domingo, 30 de enero de 2011
El crujido
Ya no la inmensidad,
la luna perdida entre las nubes ausculta algo
que no es nada.
Se acabó el brillo y el fulgor se detuvo,
como un espasmo, se detuvo mi mano en el aire
que acabó con todo.
Un no más intenso que el sí
de las niñas, esas que
creían en el destino y en las mareas,
la luna perdida entre las nubes,
esas que corrían a arrancar amapolas,
con la boca succionaban el tallo
de cada cual, raspaban con los pies rocas
hasta roerlas, más que el aire y el agua,
el tiempo perdido de las niñas se acabó,
como un espasmo; ni un solo gemido en la noche
cruje la intensidad, se derrama.
**
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (ambos en bajo la luna editorial, 2004 y 2008, respect.)
la luna perdida entre las nubes ausculta algo
que no es nada.
Se acabó el brillo y el fulgor se detuvo,
como un espasmo, se detuvo mi mano en el aire
que acabó con todo.
Un no más intenso que el sí
de las niñas, esas que
creían en el destino y en las mareas,
la luna perdida entre las nubes,
esas que corrían a arrancar amapolas,
con la boca succionaban el tallo
de cada cual, raspaban con los pies rocas
hasta roerlas, más que el aire y el agua,
el tiempo perdido de las niñas se acabó,
como un espasmo; ni un solo gemido en la noche
cruje la intensidad, se derrama.
**
De La dicha, recopilado en La mitad de la verdad (ambos en bajo la luna editorial, 2004 y 2008, respect.)
miércoles, 26 de enero de 2011
La acción, la pasión
EL RUIDO
Cuando ya me olvide de estar siempre
a la espera de un
desenfreno, cuando
tome real cuenta de que esto conlleva
graves lesiones cardíacas, el sobresalto,
el timbre que uno creía
estar esperando, la velocidad,
el vértigo que uno creía
desear hasta tal punto,
recién entonces el silencio
será como un útero lleno o una cabeza
llena de algo que no es conocimiento
o las dos cosas llenas o vacías
pero al fin el silencio no aturda, cuando
ya me olvide
de lamer eso con lo que una
creía llenar
el estómago la cabeza el útero el oído, o
simplemente el corazón las manos,
cuando todo o nada se calme
pero me olvide, el silencio
vendrá a mí como un amante
casi perfecto, casi amado,
mi tolerancia será finita o infinita,
la entrega será parcial o
inmediata,
me olvide, cuando por fin olvide,
el silencio será
tan intercambiable
como cualquier persona o cosa,
tan insustituible
como cualquier persona o cosa,
tan irremediable como la salud,
esa que soporta o sostiene o sobrevive,
cuando deje, por fin deje
trabajar a la memoria como esas máquinas
que una vez terminado el mundo
siguen funcionando, autómatas, y
el silencio sea
lo que vibra alrededor,
lo que se mueve o ya no se mueve alrededor
de la memoria, lo que ya
no reacciona ni sobresalta
ni obtura el timbre, la sordera, me olvide
de oír
o de esperar el ruido, el vértigo, eso que
creía era la acción, la pasión
el encuentro con algo con alguien que
creía era no era, cuando
me olvide y me duerma o
abra los ojos para descubrir
el sueño o lo que vi, después de todo,
cuando me canse o me desvele,
qué será del silencio
qué será de ese algo de esa nada,
el factor
constante, alucinado que habla que calla
canta.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
Cuando ya me olvide de estar siempre
a la espera de un
desenfreno, cuando
tome real cuenta de que esto conlleva
graves lesiones cardíacas, el sobresalto,
el timbre que uno creía
estar esperando, la velocidad,
el vértigo que uno creía
desear hasta tal punto,
recién entonces el silencio
será como un útero lleno o una cabeza
llena de algo que no es conocimiento
o las dos cosas llenas o vacías
pero al fin el silencio no aturda, cuando
ya me olvide
de lamer eso con lo que una
creía llenar
el estómago la cabeza el útero el oído, o
simplemente el corazón las manos,
cuando todo o nada se calme
pero me olvide, el silencio
vendrá a mí como un amante
casi perfecto, casi amado,
mi tolerancia será finita o infinita,
la entrega será parcial o
inmediata,
me olvide, cuando por fin olvide,
el silencio será
tan intercambiable
como cualquier persona o cosa,
tan insustituible
como cualquier persona o cosa,
tan irremediable como la salud,
esa que soporta o sostiene o sobrevive,
cuando deje, por fin deje
trabajar a la memoria como esas máquinas
que una vez terminado el mundo
siguen funcionando, autómatas, y
el silencio sea
lo que vibra alrededor,
lo que se mueve o ya no se mueve alrededor
de la memoria, lo que ya
no reacciona ni sobresalta
ni obtura el timbre, la sordera, me olvide
de oír
o de esperar el ruido, el vértigo, eso que
creía era la acción, la pasión
el encuentro con algo con alguien que
creía era no era, cuando
me olvide y me duerma o
abra los ojos para descubrir
el sueño o lo que vi, después de todo,
cuando me canse o me desvele,
qué será del silencio
qué será de ese algo de esa nada,
el factor
constante, alucinado que habla que calla
canta.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008)
lunes, 24 de enero de 2011
Lo que no digo a veces lo dice mi voz
EL TONO
Mi voz dice lo que no quiero decir,
mi voz tiene otro tono,
lo que quiero decir no lo dice,
dice otra cosa.
Lo que no digo a veces lo dice mi voz
o el silencio, el mío, lo dice pero
no se entiende. Mi voz larga
un ruido grave, un
comentario gutural, casi sin voz.
Mi voz no escucha lo que digo.
Yo escucho a mi voz decir
otra cosa.
Lo que no digo no puede oírse, y eso
es lógico. Cuando mi voz lo dice
a veces, el tono suena
desligado de mí, el sonido, el tono
es otro.
Lo que quiero decir no se escucha. Mi voz no habla,
semeja un tono
cansado de sí, del otro tono que no dice
más que un comentario, grave, baja
mi voz
cada vez que escucho, sordo el sonido
de lo que digo a veces
en un hilo casi
al otro casi,
una sola
vez que diga
lo que no quiero, mi voz,
oír.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008).
Mi voz dice lo que no quiero decir,
mi voz tiene otro tono,
lo que quiero decir no lo dice,
dice otra cosa.
Lo que no digo a veces lo dice mi voz
o el silencio, el mío, lo dice pero
no se entiende. Mi voz larga
un ruido grave, un
comentario gutural, casi sin voz.
Mi voz no escucha lo que digo.
Yo escucho a mi voz decir
otra cosa.
Lo que no digo no puede oírse, y eso
es lógico. Cuando mi voz lo dice
a veces, el tono suena
desligado de mí, el sonido, el tono
es otro.
Lo que quiero decir no se escucha. Mi voz no habla,
semeja un tono
cansado de sí, del otro tono que no dice
más que un comentario, grave, baja
mi voz
cada vez que escucho, sordo el sonido
de lo que digo a veces
en un hilo casi
al otro casi,
una sola
vez que diga
lo que no quiero, mi voz,
oír.
**
De Solo de contralto (Galerna, 1995), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna, 2008).
martes, 18 de enero de 2011
El pavo, si no es real, puede tener belleza?
KASPAR HAUSER Y LA LUZ EN LA VENTANA
¿Puede tener belleza un pájaro pesado?
¿El pavo, si no es real, puede tener belleza?
Así y todo no hay por qué pensar en
pájaros que se eleven, ni en pavos
para saber lo verdadero.
Pero si aquí está la verdad: un
ente que camina y que no vuela
alguien desesperado por las estrías de sus tejidos
y el anquilosamiento de su cabeza;
desde hace un rato
alguien camina y es torpe
trata de estirarse hacia
una ventana –de ahí viene el vuelo–
lo consigue y después
¿puede ser bello Kaspar Hauser
mirando la luz por la ventana?
Basado en el personaje del film homónimo de W. Herzog
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2004)
¿Puede tener belleza un pájaro pesado?
¿El pavo, si no es real, puede tener belleza?
Así y todo no hay por qué pensar en
pájaros que se eleven, ni en pavos
para saber lo verdadero.
Pero si aquí está la verdad: un
ente que camina y que no vuela
alguien desesperado por las estrías de sus tejidos
y el anquilosamiento de su cabeza;
desde hace un rato
alguien camina y es torpe
trata de estirarse hacia
una ventana –de ahí viene el vuelo–
lo consigue y después
¿puede ser bello Kaspar Hauser
mirando la luz por la ventana?
Basado en el personaje del film homónimo de W. Herzog
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2004)
viernes, 14 de enero de 2011
Como si esto o lo otro o lo de más allá
“LA FORNICACIÓN ES UN PÁJARO LÚGUBRE”
Abelardo Castillo
Escucha cómo cae la lluvia,
como si no hubiera amor ahí
ni luz, nada más líquido, más sonoro,
como si sólo eso quedara,
sin amor sin tiempo
sólo mi mano que cierra casi todo,
tus párpados como a un muerto,
y de a una cada mano tuya, agua en los párpados,
yéndose de cada mano
como se va de una piedra o de un bosque,
sin apuro cae,
sin malicia, inunda lo que no debería,
escucha cómo cae
solamente,
como si nadie viviera ni me tocara ahora
o nunca me tocara
salvo lluvia
como si la fornicación fuese congoja pura,
un pájaro lúgubre,
escucha, escucha cómo cae
mi cabeza en el magma de tu axila,
sin amor, sin tiempo,
disonancia,
como si esto o lo otro
o lo de más allá
acabara siendo lluvia,
algo de placidez
o de borrasca,
como un náufrago que espera no la isla
sino la nada, como si no hubiera tiempo, amor,
y un pájaro lúgubre gritara la desesperación del mundo
lluvia sobre un techo de zinc,
y fuera eso,
lluvia que cae sobre un techo de zinc,
el mundo sin necesidad,
como un pájaro que pierde el vuelo y cae
extenuado, apenado de sí mismo,
sostuvo el cielo allá arriba
entre las alas, y ahora, no pienses,
escucha,
no, así no, por qué así,
escucha cómo cae la lluvia.
De La dicha (bajo la luna, 2004), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Abelardo Castillo
Escucha cómo cae la lluvia,
como si no hubiera amor ahí
ni luz, nada más líquido, más sonoro,
como si sólo eso quedara,
sin amor sin tiempo
sólo mi mano que cierra casi todo,
tus párpados como a un muerto,
y de a una cada mano tuya, agua en los párpados,
yéndose de cada mano
como se va de una piedra o de un bosque,
sin apuro cae,
sin malicia, inunda lo que no debería,
escucha cómo cae
solamente,
como si nadie viviera ni me tocara ahora
o nunca me tocara
salvo lluvia
como si la fornicación fuese congoja pura,
un pájaro lúgubre,
escucha, escucha cómo cae
mi cabeza en el magma de tu axila,
sin amor, sin tiempo,
disonancia,
como si esto o lo otro
o lo de más allá
acabara siendo lluvia,
algo de placidez
o de borrasca,
como un náufrago que espera no la isla
sino la nada, como si no hubiera tiempo, amor,
y un pájaro lúgubre gritara la desesperación del mundo
lluvia sobre un techo de zinc,
y fuera eso,
lluvia que cae sobre un techo de zinc,
el mundo sin necesidad,
como un pájaro que pierde el vuelo y cae
extenuado, apenado de sí mismo,
sostuvo el cielo allá arriba
entre las alas, y ahora, no pienses,
escucha,
no, así no, por qué así,
escucha cómo cae la lluvia.
De La dicha (bajo la luna, 2004), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
martes, 11 de enero de 2011
LA CALMA
No se puede o no es posible, ya no me acuerdo cómo
lo dijo Ortiz, vivir en permanente estado de
grieta. Pasar de la euforia a la grieta
es adolescente, no maduro,
algo así decía.
Entonces qué es ser adulta. ¿Pasar
a la tranquilidad, casi obsesiva,
y no caer, subir
como un exabrupto?
¿Es no adolescer?
Miller, otro escritor, se reía tanto,
iba por la calle y charlaba
con la gente, en la feria, en los bares,
en un momento en que sufría dijo:
Ah, moriré de tranquilidad.
Sólo dos veces anduve tranquila,
¿o tres?, ¿o cuatro?
Digamos que diez veces anduve tranquila,
y miraba el sol con un respeto mutuo,
nos hacíamos guiños como si yo supiera que más tarde
iba a nublarse, y como si el sol supiera
que a su pesar, a mi pesar,
no iría a defraudarlo, en
el ojo de la tormenta. No,
la calma no era artífice de ningún
pensamiento preconcebido, titilante, sobre la
historia del mundo,
el mundo y yo caminábamos
en esos pocos momentos, como si la grieta
o la euforia
no fueran aplicables
a lo que nos pasaba.
La gente sabe mucho más sobre esto
que una,
la gente sufre y tiene picardía,
y se alegra. Bueno,
sabe mucho más que una.
Por eso ¿qué es la adultez,
don Ortiz?
Si
no adolescer
ni morir
de tranquilidad
(¿sólo al final? ¿en el eterno final?)
o de intemperie.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
lo dijo Ortiz, vivir en permanente estado de
grieta. Pasar de la euforia a la grieta
es adolescente, no maduro,
algo así decía.
Entonces qué es ser adulta. ¿Pasar
a la tranquilidad, casi obsesiva,
y no caer, subir
como un exabrupto?
¿Es no adolescer?
Miller, otro escritor, se reía tanto,
iba por la calle y charlaba
con la gente, en la feria, en los bares,
en un momento en que sufría dijo:
Ah, moriré de tranquilidad.
Sólo dos veces anduve tranquila,
¿o tres?, ¿o cuatro?
Digamos que diez veces anduve tranquila,
y miraba el sol con un respeto mutuo,
nos hacíamos guiños como si yo supiera que más tarde
iba a nublarse, y como si el sol supiera
que a su pesar, a mi pesar,
no iría a defraudarlo, en
el ojo de la tormenta. No,
la calma no era artífice de ningún
pensamiento preconcebido, titilante, sobre la
historia del mundo,
el mundo y yo caminábamos
en esos pocos momentos, como si la grieta
o la euforia
no fueran aplicables
a lo que nos pasaba.
La gente sabe mucho más sobre esto
que una,
la gente sufre y tiene picardía,
y se alegra. Bueno,
sabe mucho más que una.
Por eso ¿qué es la adultez,
don Ortiz?
Si
no adolescer
ni morir
de tranquilidad
(¿sólo al final? ¿en el eterno final?)
o de intemperie.
De La calma (Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
domingo, 9 de enero de 2011
YO ESTUVE A LA ORILLA DE UN RÍO
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se
llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
Yo estuve a la orilla de un río
blanco, yo vi un río blanco desde mi ojo
terriblemente azul
por la mirilla de un arbusto,
no la alcantarilla.
Palpé los ganglios de ese río, latían
como laten los sapos de René Char,
afortunados.
Desde ese ojo vi que mi sombra bailaba
mientras yo observaba quieta
la orilla, la de un río blanco. Estuve
como puede estar cualquiera, de paso,
de rodillas, así miré, toqué una arena abandonada,
blanca como un río que vi desde la orilla.
Nunca digan que poseo una voz
particular, nunca mi garganta plagió tanto
el borde de ese río.
Yo estuve a orillas de un río
blanco como arena abandonada, arena tibia,
danzaba y mi sombra
miraba el horizonte, buscaba un rumbo,
islas perdidas buscaba, a orillas de un río
blanco, de agua blanca.
Esa agua latía como un ganglio,
deseosa,
arropada en un andar tranquilo,
y dejaba en la orilla sólo arena,
una arena blanca,
abandonada.
de La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
Yo estuve a la orilla de un río
blanco, yo vi un río blanco desde mi ojo
terriblemente azul
por la mirilla de un arbusto,
no la alcantarilla.
Palpé los ganglios de ese río, latían
como laten los sapos de René Char,
afortunados.
Desde ese ojo vi que mi sombra bailaba
mientras yo observaba quieta
la orilla, la de un río blanco. Estuve
como puede estar cualquiera, de paso,
de rodillas, así miré, toqué una arena abandonada,
blanca como un río que vi desde la orilla.
Nunca digan que poseo una voz
particular, nunca mi garganta plagió tanto
el borde de ese río.
Yo estuve a orillas de un río
blanco como arena abandonada, arena tibia,
danzaba y mi sombra
miraba el horizonte, buscaba un rumbo,
islas perdidas buscaba, a orillas de un río
blanco, de agua blanca.
Esa agua latía como un ganglio,
deseosa,
arropada en un andar tranquilo,
y dejaba en la orilla sólo arena,
una arena blanca,
abandonada.
de La dicha, recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
sábado, 8 de enero de 2011
La sombra de Eco canta
Persistencia retiniana
A la par de su padre como una sombra
y de su madre como la otra
no nombrada. Encrucijada
y todas las versiones
de una misma, que no puede partir
la diferencia.
Lelé Santilli
Ilusa, persiste en la retina un
grave error: une
y enlaza lo que naturalmente es
por separado;
la sombra de Eco canta
ligatto la nota del que
sólo se ve
a sí mismo: el agua
o el esperma hacen
burbujas en la orilla. Quién puede oír
detrás, de la colina, a la otra que cava,
engendra.
Persiste, ilusa,
la retina,
no puede fijar cuadro por cuadro.
Inédito
A la par de su padre como una sombra
y de su madre como la otra
no nombrada. Encrucijada
y todas las versiones
de una misma, que no puede partir
la diferencia.
Lelé Santilli
Ilusa, persiste en la retina un
grave error: une
y enlaza lo que naturalmente es
por separado;
la sombra de Eco canta
ligatto la nota del que
sólo se ve
a sí mismo: el agua
o el esperma hacen
burbujas en la orilla. Quién puede oír
detrás, de la colina, a la otra que cava,
engendra.
Persiste, ilusa,
la retina,
no puede fijar cuadro por cuadro.
Inédito
lunes, 3 de enero de 2011
La mujer olvidó su sombrero en casa
EL ROCE
Está sentada en un parque, en el
pasto. Hay una sombrilla que
no cumple su función, porque
está a un lado.
La mujer olvidó su sombrero
en casa y se sonríe.
Mientras el aire mueve las hojas de su cuaderno
y hace revolotear las mangas de la blusa,
ella siente sólo eso.
Escribe que está en medio del
parque, que olvidó su sombrero y
es extraña esa hora, el perfume de los tilos, y
esa luz del pasto.
Ahora camina y recuerda a medida que
camina. Hubo otra tarde,
otra luz, ella estaba arrodillada en
el piso y había una fiesta:
su cabeza volaba como ahora,
las voces se unían, eran extrañas.
Luego pensó que el corazón y la memoria
eran iguales, casi iguales como el vuelo
de dos mariposas nocturnas. El roce
de su vuelo con el aire.
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
Está sentada en un parque, en el
pasto. Hay una sombrilla que
no cumple su función, porque
está a un lado.
La mujer olvidó su sombrero
en casa y se sonríe.
Mientras el aire mueve las hojas de su cuaderno
y hace revolotear las mangas de la blusa,
ella siente sólo eso.
Escribe que está en medio del
parque, que olvidó su sombrero y
es extraña esa hora, el perfume de los tilos, y
esa luz del pasto.
Ahora camina y recuerda a medida que
camina. Hubo otra tarde,
otra luz, ella estaba arrodillada en
el piso y había una fiesta:
su cabeza volaba como ahora,
las voces se unían, eran extrañas.
Luego pensó que el corazón y la memoria
eran iguales, casi iguales como el vuelo
de dos mariposas nocturnas. El roce
de su vuelo con el aire.
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad (bajo la luna editorial, 2008)
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