Ustedes, vosotros, que por encargo crearon
y fueron mimados y expulsados de Dios,
de reyes, de Venecia,
¿era la dicha o era
necesidad? Cobrar, cobrar,
cumplir a término la Sixtina, el Réquiem,
aquella sonatina, y el magenta para el Cristo, el oro
molido en el áurea de María, la buena,
la terracota, allá, que alcanzara
el dinero para Vos y el copista;
ustedes, vosotros, ¿era alabanza
y apremio?,
¿alegría o virtud?
De Entre la pena y la nada, inédito
poema que se hunde en el barro humilde de la interrogación... salud Irene... me ha gustau le digo...
ResponderEliminar¡Tieya, dijo Colón! Gracias, don; Irene
ResponderEliminar... La fantasía de la tierra siempre tan sublime y hambrienta.
ResponderEliminarBuen poema pa´ mirar la sixtina con respeto.
Agradecida
arcadia.
Un dato biográfico: mi abuela paterna fue escultora; trabajó la piedra, el yeso y también el barro y la terracota. En mi brevísimo paso por la cerámica, también conocí el manejo de la terracota.
ResponderEliminarOtro: "piedra en la piedra, el hombre dónde estuvo", el poeta dixit.
Gracias, Arcadia; Irene