Ya van tres veces que refresco el porche
–mamma dice que se ha de cuartear la madera–y cuatro que me quito los zapatos,
repaso la laca
(este pincel viejo pierde las cerdas, queda una pegada al blanco, ¡brillante!)
me vuelvo a calzar.
Como por allá no viene, aliso
Cruzo los brazos, los descruzo, baja el sol.
Suspiro y entro la silla.
Inédito
guauuu... q texto Irene... es... raro... fresco... como una imagen de película... una secuencia con música de fondo... (me ha gustado...) saludo poeta!
ResponderEliminarJe, pero no es blues todavía, ¿no? Ya va a salir. Gracias, Irene
ResponderEliminarCasta diosa que con tu esplendor de plata
ResponderEliminariluminas estos antiguos y sagrados bosques
la brisa de Blues me lamió la cara.
Qué gusto Irene!
Gracias.