Allá atrás, dándole la espalda, está el mar.
Protesta como siempre. Va y viene.
Demasiada humedad, me digo como si le hablara.
Así avanzo, dejo la playa.
Que se impresionen otros, que se maravillen.
Que el pescador lo enfrente,
lo entienda.
Inédito
bueno señora... q poema... !!!
ResponderEliminarMmmm, no sé... Gracias, don; Irene
ResponderEliminarEl mar y el pescador... dos incomprendidos!!! La escritora, se va. La lectora siente que se perdió una parte...
ResponderEliminarUn gusto pasar por el blog y leer!!!
Arcadia
Mi estimada Arcadia, la literalidad no ayuda ni al que escribe ni al que lee. En El pescador no hay ninguna escritora; hay una persona, cuyo género tampoco figura en el texto, que se retira de la playa porque, quizá, tenga una relación yo diría intrincada con el mar, que es otro personaje; tampoco es el mar literalmente hablando. Y el pescador, el tercer personaje en cuestión, bien podría ser el verdulero o Susan Sontag o, por qué no, el Jesús del madero. Para mí, es un poema complejo porque ese "dándole la espalda" podría referirse al pescador y, sin embargo, hay una vuelta de tuerca en la que el que le da la espalda es el yo del poema. Y esa vueltita a mí me gustó hacerla no para crear confusión sino búsqueda. Gracias de todas maneras, Irene
ResponderEliminarDisculpe Irene, la verdad es que no quería decir todo eso y no ajusté las palabras. Lo de la literalidad, la confusión nada que ver... para mi es un juego y un plus del poema que siempre tenga algo más para volver a él. Disfruté del poema de punta a cabo y como me pasa con muchos textos, simplemente me quedo corta.
ResponderEliminarArcadia
Arcadia, gracias, Irene
ResponderEliminarLa puerta gira
ResponderEliminaren su obnubilación nocturna de descubrir cada alma
sabe así de su eco
díafana
convirtiendose en mágica
y de sus parpados se desprenden alas