martes, 31 de agosto de 2010

TATUAJES

TATUAJE I


No uses pincel de cerda,
ni pelo de conejo;
procura lo más suave: bigote de ratón o cabello
de niño.
Severo Sarduy


Enemistada con la vida
que ofrecía tanto,
vaciada,
dispuesta a reír,
a dar algo
hube de hacer las cosas
trastrocando
girando un escalpelo
mojado en tinta hube
de limar
punzar
un dibujo
expresionista.
Si la espalda fuera más condescendiente,
si mi enojo con la vida
fuera más liviano... por qué hube
de elegir un estilo
tan antiguo, un dibujo
tan dolido y
raro
***
TATUAJE II
Versión de Irezumi*

Quizá sea
esa mujer recostada sobre un adolescente
que sufre por mí:
voy a casarme,
la tinta, la aguja
y el plumín
están listos
a un costado, y el viejo maestro
quiso tatuarme así
porque el método es
seguro.
El adolescente tiene
los ojos acuosos, apenas me muevo
o salto por el dolor que
inflige el canuto de ganso en mi espalda,
como una uña, como incienso
encendido
él me mira
y toca suavemente mis codos.

Si quisiera salir de mi posición
el tatuaje demoraría
y con esto el casamiento: no debo,
el futuro esposo
desea ver la espalda desnuda
con dragones dispuestos a lo largo
y flores de cereza, de lis, de manzana
y que mi perfume
se parezca al dibujo.
Quizá sea esa mujer
recostada sobre el adolescente.

El ardor no se soporta
y aquí abajo se trata
de una piel demasiado
tersa que
me ayuda a olvidar esta pluma quemada, persistente,
como pico de pájaro
lengua
o punta
lógica, líquida
sobre la espalda,
no, aunque esté ya casi terminado
no voy a casarme
esperaré al aprendiz
del viejo,
posiblemente
yo sea
lo que imagino.

* Este film describe el tatuaje de una mujer a punto de casarse. Si-
guiendo esta antigua costumbre japonesa el artesano, como método
personal, decide colocar debajo de ella a un muchacho, aprendiz del
oficio, a efectos de terciar con el sufrimiento.
**
De La calma (Ediciones Libros de Tierra Firme, 1991), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008

EL AIRE MUEVE LAS HOJAS DE UN CUADERNO

“Las pequeñas palabras que quiebran
el pensamiento y lo dispersan, no
expresan nada. ‘Sobre la vida, sobre
la muerte, sobre Mrs. Ramsay’ –no, pensó,
no se puede decir nada de esto a nadie–.”
Virginia Woolf


MOVIMIENTO


Una mujer sola frente al mar
es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz
del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta
todo.
**
De La luz en la ventana (El Escarabajo de Oro, 1982), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008

lunes, 30 de agosto de 2010

Una copla

COPLA

El corazón es un árbol
que canta cuando le duele
la sed que le va sobrando,
el agua que ya no bebe.



de La calma (Libros de Tierra Firme), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008

domingo, 29 de agosto de 2010

Entre la pena y la nada

¿ALGO QUE LAMENTAR?

Versión I

¿Algo que lamentar?,
esa burbuja
o el dulce asunto,
envés de qué, algo yéndose,
un gesto quedo
como una mala traducción:
allá, acullá, qué de lamentar
si uno no sabe lo que da,
si uno apenas dice o calla
y se retira. O el envés
de la cosa
es otro.
Reparar, dice, reparar
lo ido o lo deshecho
¿como una burbuja yéndose, el trance
del cuerpo fino a una nada
de jabón?
¿Y qué del resto? Eso que resta
o queda, decir lo que perdura como una burbuja,
la simple necesidad perdura
o el corazón se acaba.
***
Versión II

¿Algo que lamentar?,
esa burbuja
o el dulce asunto,
envés de qué,
un gesto quedo
como una mala traducción: qué de lamentar
si uno no sabe lo que da,
si uno apenas dice o calla.
Reparar, dice, reparar
lo ido o lo deshecho,
la simple necesidad perdura
o el corazón se acaba.
***
ENTRE LA PENA Y LA NADA


"No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena."
maese Faulkner

¡Y mi corazón se horrorizó contemplando a tanto infeliz
Acudiendo con fervor hacia el abismo abierto,
Y que, ebrio de sangre, preferiría en suma
El dolor a la muerte y el infierno a la nada!
Ch. Baudelaire

Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Cesare Pavese

Versión I

Cierro esa puerta como cierro los ojos,
sólo recuerdo de la carne,
vieja carne al fin,
no me acuerdo de nada salvo de la carne al fin,
cierro esa puerta para no ver
si detrás quedó la pena o la nada,
el fuego encendido detrás de esa puerta, incineración
del cuerpo dicen,
tibia ceniza entre las manos, la carne reverbera
como recuerdo entre las manos,
ya no veré la pena.
***
Versión 2

Cierro esa puerta como cierro los ojos,
sólo recuerdo de la carne, vieja carne al fin,
no me acuerdo de nada salvo de la carne al fin
detrás quedó la pena o la nada, no hay acuerdo
ni objeción, salvo el fuego encendido,
la carne reverbera como recuerdo,
no veré la pena, nada, cierro,
detrás la carne pide.
***
Versión 3

Cierro esa puerta como cierro los ojos,
sólo recuerdo de la carne, vieja carne al fin
detrás quedó la pena o la nada, no hay acuerdo
ni objeción, salvo el fuego encendido,
la carne reverbera como recuerdo,
pide aunque sea pena,
pide
aunque sea nada.
**

viernes, 27 de agosto de 2010

Variaciones

I

Mi cabeza envuelta en humo de un fuego apagado.
¿Pagaste los leños del hogar? O
simplemente juntabas ramas en el bosque. Ah,
marea de pinos, se bambolean y crujen
como barcos anclados (¿has visto alguna vez el mar,
has apagado todos los fuegos?).

II

¿Pagaste los leños del hogar?
Ahora echás uno a uno al fuego. Fácil,
el de la hojarasca, enciende
y consume cada rama en sí misma;
sacrificio, con tal de que prendan de una vez
los troncos, haya calor
de hogar, y este oír y mirar las chispas,
celebrar lo pagado.

III

¿Apagaste todos los fuegos?
Y ahora deberás cargar ceniza,
despejar.
Llevabas cada leño al fuego,
ardieron, uno a uno.
Has abierto la casa a ventilar, y
el corazón hiede a leño puesto
y quemado
(mas quién te quita lo bailado)
cuando es día.

IV

¿Apagaste todos los fuegos?
Y ahora deberás cargar ceniza,
despejar.
Ardieron.
Has abierto la casa a ventilar, y
el corazón huele a leño puesto
a quemar, a ramita que se deshace.
Es liviana la ceniza
porque ha dado.