I
Lo
que se guarda en el tintero: el moho
por
el musgo,
las
pajas por el trigo,
la
deuda o la duda;
no
se dice.
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II
Esos pájaros que pasan, esos pájaros,
chirrían debajo del cielo, aspiran a subir,
ah, la avidez,
y aquella carencia
como rumor absurdo
latiguillo.
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III
Lo que quedó en el tintero,
aire guardado para morir así.
**
IV
Lo
que se barre
bajo
la alfombra,
el
polvo no se dice.
El
hilo; la hilacha. Lo que se esconde;
lo
que uno tapa con gerundio, énfasis
de
aquí y de allá, plurales de pájaros, moscas
arreboles,
intensidades, vacío que uno tiene y
se
tapa.
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V
Y
la herida, azul como ese sol que baja
y
corrompe.
Lo
que dolía se corta.
**
VI
La
burla, como fe. Se miente eufóricamente.
**
VII
Esa
quietud en el vaivén,
aletargado
en consonantes, "se sabe, se sabe",
pura
alegoría del vaivén,
no
duele, no certifica la palmada
en
el traste de una vida,
eso
que se tiene a fuerza de colgar y descolgar
la
ropa o la derrota,
eso
también esquiva el bulto y
no
hay tu tía.
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VIII
Y
si así fuese, decir tengo apenas, como una virtud que mastica
arroz,
bebe té, un tercer ojo pasado de haschís y
a cremar en el Ganges, la aceptación
de
qué sapiencia, de qué ritmo al escandir
la
tabla, la arpillera, esa guirnalda de flores
a
un lado del cadáver.
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IX
Hay
que pagar;
como
si esto fuera poco hay que pagar
vaciar
esa alcancía
verse
deudor
en
un haber
y
que no baste. ¿Pero
basta?
No alcanza: hay que decirlo.
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X
“Un
pedazo de pan, tampoco
habrá
para mí?”,*
el
guiso, el caldo de hueso
y a
dormir.
Ruido
en la barriga y sueño:
soñar
también con lo vacío.
*César Vallejo.
**
XI
Filmada
en escenarios naturales, desde una ventana
el
que no tiene fe, con una luz que imita
a
Vermeer en interior
y afuera
a Cándido López, observa la gesta fatal de las Cruzadas.
No
hay más que una vela sobre la mesa.
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XII
Los
inundados no saben lo que tienen. Se dice que
cuando
el agua baja, vuelven a lo que queda.
**
XIII
Ahora
se le da por escribir; más bien anota: hay pájaros en el cielo,
hay
otros posados en las ramas; y más acá, sobre la tierra.
Salvo
esa mirada que alza, panea,
escurre
la tinta.
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XIV
Nunca
se tiene lo que se desea. Se escriben hijos, la tierra
yerma.
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XV
Perfora
con el sacapuntas hasta obtener más carbón; las maderitas, lo escrito y usado,
polvo
que asombra provoca curiosidad.
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XVI
Presiente
que no dijo lo que tenía para decir. Entonces
tacha,
recomienza: “Hay pájaros (…)”.
Como
si en el tintero quedara lo que importa. Todavía no, se dice, esto
no:
pájaros que siguen
en
las ramas,
un
anhelo de cielo. Míralos, ahora
dan
un vuelo bajo y ascienden más allá, más allá…
hasta
perderse.
Inédito
tremendos, todos. del VII al X directamente me voló el cerebro (hablando de pájaros...)
ResponderEliminarDecir un poco" a día de hoy es hablar demasiado. Me gustaron todos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, gente; Irene
ResponderEliminarmaigod
ResponderEliminarextraordiario
Nunca se tiene lo que se desea. Se escriben hijos, la tierra/yerma.
Cuando se pueda los llevaré por mis rincones
De "menos es más" a "poco es mucho". Gracias por compartir a la salida de la cocina. Abrazo.
ResponderEliminarGracias, gente. Va mi abrazo; Irene
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