El amigo infiel
se muere porque lo persigo,
porque me persigue, no como
a un fantasma
sino porque soy una cosa
incorrecta.
Yo lo persigo porque soy
también infiel
y me enamoro dolorosamente
de
los que van a morirse.
Todo esto me hace muy mal,
sus abrazos
y la herida del amor
como una ventana rota.
Todo esto va a terminar por
matarme.
Voy a terminar siendo muda
y oblicua como una monja
blanca como una muerta,
fiel,
absurda.
De La luz en la ventana, Ed. El escarabajo de oro, 1982.
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