martes, 14 de diciembre de 2010

Agradece la piedad del buitre

EL SACRIFICIO



Cordero degollado,
mirás al cielo sin pedir
clemencia.
El sacrificio se postergó
hasta el mediodía. Eras joven
y debías fornicar, rumiar
la hierba. Tu cabeza, ahora,
yace erguida
como la contradicción.
Tu garganta sangra y es lógico.
Todavía aullás como un lobo
desde esa posición en que te han puesto
para el sacrificio.
Todavía hay violencia y dulzura
en la contorsión de las patas
y en el cuerpo que cuelga
iluso,
pesado.
***
PROMETEO


Por darnos el fuego,
el buitre te mordió los ojos:
lo hizo más como dádiva
que como un daño. Observa, si puedes,
desde la órbita vacía
qué hemos hecho con el fuego de los dioses.
Mira cómo reprodujimos
sutil y misteriosa consistencia,
las formas variables del fuego.
Mira la guerra: sustancias químicas
penetran los trajes de soldados
mercenarios, víctimas apasionadas.
Mira el calor del hogar: pérdida
de gas, llama viva en el momento
más inoportuno. Pareciera
que los hombres ya
no lo precisáramos.
Hemos ardido tanto y
nunca nos bastó
la leña.
Ahora que estás ciego y helado
en la cumbre de la montaña,
castigados y desaparecidos tu
obstinación, tu tributo,
pregúntale al coro
a quién nos toca entregar
la antorcha,
agradece la piedad del buitre, y
cuida tus llagas
amorosamente.


De Solo de contralto (Galerna), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008

5 comentarios:

  1. podría releerlos y releerlos. siempre dicen más.
    abrazo, i.

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  2. Ahhh, esta chica... Mi abrazo, Irene

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  3. Otra vez quisiera llevarte a http:patriciadamaino.blogspot.com a través de estos dos poemas

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  4. Patricia, lleve nomás, seora, pero cite la fuente y la editorial. Gracias, Irene

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  5. Pero por supuesto. Soy molestísima con el prójimo con ese pequeño detalle al que pocos se acostumbran en la red.

    Gracias. Empiezo contigo la década en Zoopat.
    Mis agurios para vos y tu literatura

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