ENCUENTRO IMAGINARIO CON ALBERTO MUÑOZ
I
Estoy pasando el mejor momento de mi vida,
dijo, y miré su cuerpo alto
como un contrabajo. ¿De veras?, pregunté
a los ojos suyos como cuerdas, me quiere
engatusar, me dije, a mí, con esos ojos.
Sentado estaba frente a mí en un silloncito de pana verde,
lustrosa, ajada no,
rodeado de marfiles y de bustos
de Perón, de Beethoven
y el de Wagner también.
Ahora va a contar el número, la cifra, su teorema
de hematomas. Y así fue:
1) Hay caballos; 2) Hay camiones; 3) Mi tío
tocaba la trompeta.
Es música de cámara –rugió el contrabajo–,
¡y en off, pura poesía de Aretino, como lo escuchás!
Pornográfica, en efecto –dijo.
Entonces me cubrí los pechos: primero, el más caído;
y después el otro. Siempre que nos vemos es así.
Wow. Me disparó sensaciones de encuentros gastados entre amantes viejos, repetidos, solos.
ResponderEliminardespués leí el título e igual sentí lo mismo.
Es requetefuerte. el contrabajo te carcome los oidos te aturde y las tetas.
Es muy bello y delirante y angustiante y tenebroso y me pegó en la sien y en la espina dorsal en simultáneo.
Un saludo de admiracion, asi como besandole la mano.
Bueno, gracias. Alberto Muñoz es un gran músico y poeta y gran amigo también. Nos divertimos mucho inventando, Irene
ResponderEliminarYo brindo por los inventos de la poeta y el músico!
ResponderEliminarEs muy bello, Irene.
Mi abrazo.
Gracias, Ro. A tu salud, Irene
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