I
Mi cabeza envuelta en humo de un fuego apagado.
¿Pagaste los leños del hogar? O
simplemente juntabas ramas en el bosque. Ah,
marea de pinos, se bambolean y crujen
como barcos anclados (¿has visto alguna vez el mar,
has apagado todos los fuegos?).
II
¿Pagaste los leños del hogar?
Ahora echás uno a uno al fuego. Fácil,
el de la hojarasca, enciende
y consume cada rama en sí misma;
sacrificio, con tal de que prendan de una vez
los troncos, haya calor
de hogar, y este oír y mirar las chispas,
celebrar lo pagado.
III
¿Apagaste todos los fuegos?
Y ahora deberás cargar ceniza,
despejar.
Llevabas cada leño al fuego,
ardieron, uno a uno.
Has abierto la casa a ventilar, y
el corazón hiede a leño puesto
y quemado
(mas quién te quita lo bailado)
cuando es día.
IV
¿Apagaste todos los fuegos?
Y ahora deberás cargar ceniza,
despejar.
Ardieron.
Has abierto la casa a ventilar, y
el corazón huele a leño puesto
a quemar, a ramita que se deshace.
Es liviana la ceniza
porque ha dado.
se festeja este post, este sitio! salud Irene
ResponderEliminarsaludos a tu nuevo blog. un abrazo- jorge
ResponderEliminarGracias, huggh y Jorge. Bienvenidos, Irene
ResponderEliminarhola irene, buenisisissimo el blog, saludos pablo chasca
ResponderEliminarChasca, qué gusto. Mi abrazo, Irene (y gracias)
ResponderEliminarqué bonita sorpresa!
ResponderEliminarGracias, Sibila; welcome, bienvenue!, Irene
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