El lado interior de los párpados es muy suave;
haber visto tanta irrealidad, o
haber fingido lo real
como si fuera cierto,
como cosa certera, irritó la mirada.
O fue a la inversa. Tanta realidad
agotó y produjo
el derrame, hasta
consumar esa ilusión óptica: necesitarla
como quien precisa ver
más, todavía más, y
no cerrar los ojos.
Pero el lado interior
de los párpados
es tan suave y se irrita,
casi no soporta
haber creído ver, ni
haber fingido.
De En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia, 2000), recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
Este poema me hizo sentir lo mismo que experimento cuando la realidad se desplaza unos milímetros. Es muy, muy bueno. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Susan; Irene
ResponderEliminarEl lado interiorde los párpados existirá entonces?
ResponderEliminarArcadia
tremendo poema... con ese timbre tan suyo... tan de límite... salud Irene!
ResponderEliminarGracias, salud, salud; Irene
ResponderEliminar...si este poema es como es tu mejor poema cómo puede ser que tus otros poemas sean mejores que éste que es mejor que ellos porque no es más ni menos que uno de ellos...
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